Hay esperanza en la casa de todos
Revista Litoral
La revista 'Litoral' dedica su último número, 'Mundo sensible', a la preservación del medio ambiente y a la noción de la Tierra como hogar común
Málaga/Escribió Séneca en sus Epístolas a Lucilio: "Es necesario vivir persuadidos de que no hemos nacido para quedar fijos en un punto determinado: mi patria es todo el mundo". En realidad, la noción del mundo como casa de todos, como patrimonio común de la humanidad, entendido así como don general y a la vez causa primera del ejercicio de la responsabilidad, figura ya en los mismos orígenes de la historia del pensamiento. Pero también desde los mismos inicios de la cultura comparece el ser humano como primera amenaza alzada contra este hogar reconvertido con el paso de los siglos en utopía: así sucede en el Génesis bíblico, en los relatos primigenios como el que sobre Pandora recoge Hesíodo y en otras muchas referencias. Fue Plauto, en el siglo III a. C., el primero en advertir de que el hombre es un lobo para el hombre. La conciencia medioambiental generada desde mediados del siglo XX, tras las grandes revoluciones transformadoras que dieron por buena la extinción de los recursos naturales en nombre del progreso, rescató esta idea esencial del mundo así como la denuncia contra el castigo infligido al mismo a través de un virus letal llamado especie humana. El mundo sensible que distinguiera Platón del mundo ideal se convirtió así en materia utópica, pero también en objetivo político y razón primera para la propuesta de modos de vida alternativos, respetuosos y armónicos con la casa común. Esta conciencia ha generado una notable dosis de activismo, pero también de ideas, pensamiento, arte, literatura, una inspiración a menudo concebida como traducción de la praxis política o, cuanto menos, como fórmula estética para una sensibilidad empeñada en aceptar lo humano como parte del mundo, no como su corona. Justamente, Mundo sensible es el título del nuevo número de la revista Litoral, que revisa las huellas que la preservación del medio ambiente y la noción de la Tierra como hogar común han dejado en el arte y la literatura.
Y lo hace, de nuevo, en una edición en la que visión e idea encuentran una complicidad difícil de superar bajo la dirección de Lorenzo Saval. El mismo responsable de la revista, que fuera primer vehículo para la promoción de la Generación del 27 y que constituye en el siglo XXI uno de los catalizadores más hermosos para la poesía en lengua española, recuerda hasta qué punto las consideraciones sobre el mundo sensible merecen ser revisadas a cuenta de la epidemia del coronavirus: "La Tierra, ese gran ser sensible que habitamos, lleva diciéndonos desde hace mucho tiempo que no es el enemigo, todo lo contrario, que es el ser que nos invita a seguir existiendo. El miedo, el verdadero miedo, llegará cuando aquella risa de la que hablaba Miller nos haga daño, y parece que esta extraña pandemia lo está consiguiendo. El lenguaje es un virus afirmaba William Burroughs, esperamos que en este caso los agentes infecciosos sean aliados y la ciencia y el lenguaje logren al final ser los héroes de esta guerra biológica y de ciencia ficción en la que estamos sumidos". Así, este número de Litoral "agrupa una secuencia de eventos involucrados en el desarrollo del planeta. Una visión telescópica y microscópica desde la creación del cosmos hasta el mundo amenazado de hoy en día": escritores, científicos, naturalistas, divulgadores y un amplio número de colaboradores completan una nómina de firmas particularmente ecléctica y ambiciosa en la historia de Litoral, lo que no es precisamente poca cosa. Prácticamente todos los puntos de vista susceptibles de ser tenidos en cuenta son aquí adoptados.
El naturalista, escritor y guionista Joaquín Araujo, el ecologista, poeta y filósofo Jorge Riechmann; el director del Observatorio del Medio Ambiente Urbano de Málaga (OMAU), Pedro Marín; el biólogo Raúl de Tapia, el crítico de cine Juanma Ruiz, el neurobiólogo Stefano Mancuso, la bióloga Aina S. Arice y el doctor en Bioquímica y Biología Molecular y científico titular del CSIC Carlos Briones (autor del muy recomendable ensayo ¿Estamos solos? En busca de otras vidas en el cosmos, recientemente publicado) aportan las colaboraciones especiales en torno al medio ambiente en términos de responsabilidad, factores y consecuencias, así como desde la botánica, la biología y la astrobiología. En cuanto a la amplia miscelánea literaria, Mundo sensible recoge ensayos, microrrelatos, citas y poemas de Enrique Vila-Matas, José Antonio Garriga Vela, Guillermo Busutil, Héctor Márquez, Ernesto Castro, Ben Clark, Karmelo Iribarren, Gioconda Belli, Dionisia García, Julio Cortázar, Ida Vitale, Juan Lamillar, Mario Benedetti, Álvaro García, Ángel Olgoso, Julia Otxoa, Gemma Pellicer, Ángeles Mora y Esther Andradi, entre otros muchos. En cuanto a las ilustraciones, la publicación se enriquece con las obras de artistas dispares pero comunes en su mirada al mundo, como Ángeles Santos, Yves Klein, René Magritte, Pejac, Menashe Kadishman, Pronab Kundu, Carlos de Paz, Obey, Antonio López, Edward Hopper, Blanca Machuca, Alex Grey, Julia Diazdel, Huang Yong Ping, Richard Long, Juan Vida, Javier Muñoz Brieva, Chad Kight, Banksy y Raquel Aparicio. Aquel punto azul pálido que describiera Carl Sagan bien merecía un testimonio semejante.
No hay comentarios