Wicked | Crítica
Antes de que Dorothy llegara a Oz: la historia de Bruja Mala
Literatura
Málaga/Resultaría difícil, por no decir imposible, explicar la historia de la literatura española del último siglo sin reparar en el protagonismo de la revista LitoralLitoral, que fundaron en 1926 en Málaga Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. Sin aquella plataforma común, la historia habría reservado a la Generación del 27 (en el caso de que hubiera llegado a ser bautizada como tal) una presencia más diluida, al cabo, accidental, con lo que el reconocimiento de una literatura de vanguardia en España en paralelo a otros países europeos entrañaría un reto demasiado complejo. Cabe recordar que ya en el primer número, publicado en otoño del aquel año, colaboraron Federico García Lorca, Jorge Guillén, José Bergamín y Gerardo Diego, con lo que ya quedó conformada en sus páginas una antesala directa de la misma Generación del 27. Con la Guerra Civil y el exilio al que se vieron abocados Prados y Altolaguirre, Litoral durmió un prolongado sueño hasta su resurrección en 1968, si bien fue a partir de 1975, con la llegada a la dirección del poeta y pintor Lorenzo Saval (sobrino nieto de Emilio Prados, nacido en Santiago de Chile en 1954) junto con José María Amado, cuando la publicación recobró su apogeo. Su proyección, desde entonces, ha sido constante: bajo el timón firme de Lorenzo Saval, Litoral figura entre las revistas literarias emblemáticas en lengua española, con una nómina de colaboradores y una edición artística y visual sin mucho parangón en España y con reconocimientos en su haber como el Premio José Vasconcelos, las Medallas de Oro de Málaga y de Andalucía y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes del Ministerio de Cultura. A ellos se une ahora el que tal vez sea el galardón más importante de su trayectoria: el Premio Nacional al Fomento de la Lectura, concedido este jueves por el Ministerio de Cultura y compartido con el proyecto Los libros a las fábricas de la Fundación Anastasio de Gracia.
Litoral se dispone a celebrar su centenario dentro de un lustro, pero el jurado ha decidido no esperar y concederle ya este premio por su trayectoria, por contar con un “cuidado diseño y la publicación de monográficos, antologías y números temáticos”, que hacen de esta cabecera “una de las de mayor prestigio dentro de los movimientos literarios y artísticos del mundo hispánico”. Además, según la valoración del jurado, divulgada este jueves por el Ministerio de Cultura, la publicación “mantiene el espíritu de las vanguardias y apuesta en cada número por los nuevos creadores, artistas y poetas, y por el diseño y la ilustración de calidad”. El Premio Nacional al Fomento de la Lectura se concede como “recompensa y reconocimiento” a una trayectoria profesional o con el fin de destacar aportaciones “sobresalientes y continuadas” orientadas a favorecer el hábito de la lectura a personas físicas o jurídicas que hayan destacado en el “desempeño del fomento del hábito lector y en la difusión de la lectura como una actividad cultural, positiva, útil y placentera”. El jurado de esta edición ha estado presidido por María José Gálvez Salvador, directora general del Libro y Fomento de la Lectura, y ha actuado como vicepresidenta Begoña Cerro Prada, subdirectora general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas.
Del mismo modo, el jurado ha propuesto para el premio a la Fundación Anastasio de Gracia por su iniciativa Los libros a las fábricas, un proyecto “transversal, globalizador y con un sentido social, que se dirige a sectores de la población tradicionalmente poco atendidos en el ámbito del fomento de la lectura”. Más de 7.000 trabajadores han participado desde su creación en este proyecto, que promociona el hábito de la lectura en el mundo laboral y favorece que los trabajadores “establezcan proyectos personales de lectura”. Los libros a las fábricas nació en 2014 a partir de un programa piloto desarrollado por la Fundación Anastasio de Gracia en el sector del automóvil, que se denominó Autores y autos. ¡¡Arráncate a leer!, dirigido a los trabajadores de la automoción.
El Premio Nacional al Fomento de la Lectura llega a la revista Litoral sólo unas semanas después de la publicación de su último número, Bares & Cafés, en el que una nueva selección de poemas, textos y obras de arte, con la hermosa edición de costumbre (y con una portada diseñada por Lorenzo Saval en la que el artista se lleva a su propio terreno nada menos que a Charles Baudelaire), da buena cuenta del modo en que estos enclaves han servido y sirven de inspiración a la creación plástica, visual y literaria. “Los bares y cafés son templos donde los hombres pueden orar a su manera, aprender o curarse de los males del mundo, unos templos sin columnas que se sostienen sólo por el líquido de sus botellas, por voces y ensoñaciones donde la realidad tiene a veces una arquitectura mucho más verdadera que la que nos sujeta por dentro”, escribe Saval en el prólogo.
También te puede interesar