Rodrigo Cortés: "'Escape' es un planteamiento contraintuitivo con el que muchos se sentirán identificados"

El director de cine estrena Escape, un largometraje producido por Martín Scorsese, el 31 de octubre

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Rodrigo Cortés, director de 'Escape', en la presentación de la película en Málaga / Javier Albiñana

Rodrigo Cortés está de estreno: Escape, la nueva película que ha dirigido y guionizado, se podrá ver en la gran pantalla el 31 de octubre. Se trata de una adaptación, insiprada "muy libremente" en el libro homónimo de Enrique Rubio. No se puede definir en un solo género, sino que es el propio largometraje en sí mismo. Protagonizada por Mario Casas y con un reparto de cine de gran nivel con Anna Castillo, José Sacristán, Albert Pla o Guillermo Toledo, la ha producido Martín Scorsese. En Málaga, pocos son los afortunados que han podido acudir a la presentación de este nuevo proyecto y disfrutar de su preestreno en una sala de cine completamente llena. Las localidades se agotaron en pocos minutos.

Pregunta.¿Sobre qué va Escape?

Respuesta.Escape es la historia de un hombre roto, en términos casi literales, estropeado, como se estropea la maquinaria de un reloj. Que decide bajarse de la vida y dejar de tomar decisiones. De modo que Escape es la historia de un hombre que considera que la cárcel es el lugar idóneo para que le digan cuándo levantarse, cuándo acostarse, cuándo cepillarse los dientes, cuándo respirar y cuándo no.

P.Es algo curioso, un perfil de persona que no es muy típico. Puede parecer que está loco, pero no está loco.

R.Es un planteamiento contraintuitivo con el que muchos, sin embargo, se sentirán identificados, o ante el que cada cual reaccionará de una forma muy distinta, porque alguno pensará que se ha sentido así y que también está harto de tomar decisiones. Otro día: "Lo envidio, yo sería incapaz de hacerlo, pero tiene menos responsabilidades que yo". Otro se conmoverá y dirá que "pobrecito, qué mal debe de sentirse para bajarse de la vida". Otro tal vez diga: "Este tío es un jeta y lo único que quiere es que los demás asuman las responsabilidades que él no está dispuesto a tomar". Cuatro personas que fueran a ver la película juntos, dirían seguramente cosas distintas cuando salgan del cine, y la opinión que cada cual tenga sobre el personaje posiblemente variará a lo largo del metraje o incluso al día siguiente.

P.Es un planteamiento interesante y ahora que está hablando de la opinión de la gente, ¿cómo están siendo las presentaciones en varias ciudades? ¿Cómo surgió esa idea en vez de hacer un preestreno a lo grande?

R.Porque hay un mundo ahí fuera más allá de Barcelona y Madrid y está lleno de espectadores potenciales que reaccionan exactante igual ante las mismas cosas, novelas, ante las canciones y ante las películas. Queríamos ver cómo funcionaba el mundo real una propuesta tan aparentemente paradójica. Recuerdo que sostuve desde el principio, cuando acabé el montaje de la película, que se trataba de una historia difícil de levantar, difícil de financiar, difícil de llevar a cabo, pero no difícil de ver. Del mismo modo que La naranja mecánica puede ser un planteamiento aparentemente complejo sobre el libre albedrío, con música clásica, con el que el espectador puede reaccionar de formas muy distintas y sin embargo, espectadores de muy diferente condición, edad, sexo reaccionan de forma muy poderosa ante una premisa que lo es. Nos estamos encontrando en este tour que empezó en San Sebastián, que siguió después en Sitges en un auditorio con 1.400 personas y en Sevilla y en Málaga, que la gente está reaccionando con enorme fuerza. Cuando acaban el viaje, se ponen a procesar lo que han vivido y lo que han digerido. Los distribuidores y consultores están viviendo algo muy parecido al alivio, al ver que la película parece tener sentido ahí fuera y que hay alguien al otro lado.

P.Porque un planteamiento así puede ser un poco extraño al principio, pero luego está viendo que tiene buen resultado.

R.Lo sucede con muchos planteamientos, estoy seguro que cuando comunicas que quieres hacer una película que transcurre dentro de una caja de madera, durante una hora y media, lo que te encuentras no es un montón de gente empuñando fajos de billetes y diciendo "tómalos, tómalos". Parece buena idea después, cuando está hecha. Antes, suena a película que no tiene sentido. Del mismo modo que cuando tratas de hacer una película que sucede en el Guetto de Varsovia con canciones y bailes. Solo parece buena idea después. Es el mismo caso, así que toca tratar de subir la montaña y descubrir a alguien arriba.

P.Una de las ciudades es Málaga, que también apuesta por la cultura y el cine.

R.Así es. De hecho, estrené mi primera película, la primera vez que vi una película con público real fue en Málaga. Fue con Concursante en el Teatro Cervantes hasta la bandera como es habitual en el Festival, con palcos incluidos. Fue una reacción muy poderosa, así que esto cierra el círculo una forma muy natural, entre otras cosas porque Escape y Concursante son de alguna manera primas hermanas, las dos comparten premisas kafkianas y aparentemente contraintuitivas.

P.¿Por qué decidió llevar este libro a la gran pantalla? Además, dice que está inspirado levemente.

R.Bueno, libremente, levemente es un poco condescendiente y no siento la menor condescendencia hacia esta novela, al revés. Leí el manuscrito original de Enrique Rubio hace diez años, mucho antes de que se publicase el año pasado, somos amigos. Me mostró el borrador, me gustó muchísimo, y le dije que no encontraba que fuera adaptable al cine, al menos en lo literal. Su historia era muy distinta, es la historia de un chaval de 18 años, diagnosticado de Asperger y ha sido criado por sus padres al margen de la sociedad. Me parecía que eso, llevado al cine de forma literal, daría como resultado una película algo fría, probablemente ensayística, que no mantendría la fuerza que tenía la página. Pero esa premisa paradójica, la de alguien que trata de entrar en la cárcel por todos los medios, no me abandonaba. Años después le pregunté a Enrique si me daba permiso para traicionar la novela porque creía que podía honrarla, sin domesticarla ni un ápice y podía llevar las sensaciones que yo vivía en la novela a la pantalla. Otro personaje, otros personajes alrededor, otra historia, otros diálogos, pero manteniendo el ADN mitríolico de su obra, y, afortunadamente, le pareció buena idea.

P.¿Cuál ha sido el mayor desafío que se ha enfrentado a la hora de llevarlo a la gran pantalla?

R.La clave está en el tono, es un tono delicadísimo. Con el mismo material se podría hacer un gran drama, se podría hacer un thriller, se podría hacer una comedia pura... Y la película, de algún modo, es todo eso a la vez, está siempre transitando géneros y moviéndose en el alambre, en un equilibrio difícil de manejar. Desde las interpretaciones a la música al uso de la luz. Eso es lo que la hace literalmente indefinible porque no encuentra referencias, no se parece a nada en ese sentido. Y cuando encuentra alguna referencia, muchas de ellas identificables, es para subvertirla. La película toma los elementos del drama carcelario y los pone bocabajo, los sujeta de los tobillos y los sacude hasta que confiesan.

P.Ha dicho que tiene muchos géneros y no se en casilla en uno en concreto. ¿Es difícil encasillar esta película?

R.No encuentro ninguna necesidad de hacerlo. El problema cuando navegas entre géneros o la película es su propio género surge a la hora de comunicarla. Si tú tienes una película que se llama Serpientes en el avión, no hay ninguna duda de qué película has hecho ni de qué va. Incluso una película que se llama Enterrado. Con Escape todo se hace más complicado en ese sentido. Es más fácil vender un thriller o una comedia pura, una policíaca o una de amor. Por eso el tráiler casi hace incidencia en lo que la película no es, no es comedia, no es tragedia, no es thriller, no es acción. Es Escape, es su propio universo. Lo mismo sucede con la dirección de arte y con el vestuario, no responden a la realidad, responden al universo Escape. La película es su propio universo, tiene sus propias reglas y tiene sus propios códigos, pero el espectador los asume en cinco minutos y empieza a transitar ese mundo.

P.Es una invitación bastante buena.

R.Trataré de recordarla para repetir la partida.

P.Hace de guionista y director, ambas facetas en la película. ¿Cuál ha sido la que más le ha costado y cuál ha disfrutado más?

R.No es difícil la palabra, pero lo más complejo siempre es el rodaje. La escritura te puede llevar callejones sin salida de los que antes o después saldrás si es fundamentalmente placentera porque la haces a solas. El rodaje, en cambio, es un lugar de acumulación de problemas por definición. Hay que resolver problemas y luchar sistemáticamente contra el reloj. Luego llega otra fase que vuelve a ser satisfactoria que es la del montaje, en que las aguas vuelven a remansarse y vuelves a tener un tiempo por delante. No pondría una de las facetas por encima de otra, simplemente tienen diferentes características y naturalezas muy activas.

P.Centrándonos en la producción, hay un nombre muy grande detrás que es inevitable mencionar: Martín Scorsese. ¿Cómo ocurrió?

R. Es la razón por la que hago cine y es mi referente desde la adolescencia. Es el Dios pagano al que le enciendo velitas durante mucho tiempo (risas). Nos conocimos personalmente en los premios Princesa de Asturias. Me pidieron que sostuviera un diálogo público con él ante la industria. Había visto ya todas mis películas, incluso había leído varios artículos que había expuesto sobre él que le habían traducido. Le gustó mucho el diálogo, hicimos migas y me pidió que le enseñara un siguiente proyecto, que era El amor en su lugar. Cuando acabé el montaje, en la época de confinamiento, lo vio y hablamos por Zoom varias horas. Lo que interpreté como una simple declaración amable, me dijo que le enviara lo siguiente que preparara, no lo hice, porque supuse que era un simple formulismo cordial. Tiempo después, me escribió desde su productora sobre los proyectos en los que estaba y había acabado la traducción al inglés de Escape, algo que se hace en muchas que están las obras en español para conseguir financiación internacional. Solo tres o cuatro días después me escribió para decirme que le había entusiasmado, que encontraba que no se parecía a nada, que tenía un tono único que él era incapaz de definir y que sabía que iba a ser, por tanto, una película difícil de financiar y que le gustaría saber cómo podía apoyarla para hacerla posible. Ya imaginarás que no me lo pensé demasiado.

P.Normal, si era el Dios al que reza, como se dice ahora.

R.Sí, es como cerrar un círculo de brujería extraño que comienza con un niño de 13 años mirando hacia arriba, en los cines en Salamanca decidiendo qué película va a ver y optando por una de billar con Paul Newman.

P.En cuanto al reparto, ¿cómo fue el proceso de selección?

R.Cómo suele ser siempre, haces una carta de los Reyes. Te sientas ante ti mismo y te imaginas quién es el actor que crees idóneo para encarnar cada personaje. Por muchas razones: por edad, fenotipo, talento, energía, manejo de la armonía o de la gravedad o del ritmo. Me encontré con que la lista de los Reyes se iba cumpliendo porque los actores, afortunadamente, reaccionaban al guion y querían internar a esos personajes. He sido también muy afortunado porque el protagonista absoluto es N., que es Mario casas, toda la película gravita en torno a él y aparece en prácticamente todos los planos. Su odisea personal se cruza con personajes de mucho peso en torno a los cuales gira cada una de sus secuencias. Eso hizo que pudiera acudir a intérpretes de primer nivel que se sentían aun así interesados en sus personajes, a pesar de su aparente brevedad. Al final, se ha formado un reparto compuesto por Mario Casas, Anna Castillo, que es una superdotada, Pepe Sacristán, Josep María Pou, Blanca Portillo, Albert Pla, Juanjo Puigcorbé y Guillermo Todelo... No puedo sentir otra cosa, sino gratitud.

P.Si fuera N., ¿cómo entraría en la cárcel voluntariamente?

R.Si fuera N., haría exactamente lo que hace N. porque yo sería N. Sí fuera yo, haría todo menos lo que hace N., es decir, no iría pidiendo que me arrestaran porque eso es lo que hace que sospechen de ti. Si tú la lías, van a ir a por ti y te van a llevar. Si tú vas a la comisaría diciendo que te arresten, todo el mundo va a sospechar de ti, y va a pensar qué buscas, qué escondes, y van a hacer lo posible por no cumplir con tus caprichos.

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