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Siete horas. Desde las 11 de la noche hasta las seis de la mañana. Un secuestro. Drogas. Sexo. Violencia. Y dos personajes que acaban identificados por su soledad en toda una gran ciudad como Bogotá. Es la situación en la que se desarrolla la película La sangre y la lluvia, que ayer se proyectó dentro de la Muestra Latinoamericana del Festival de Cine Español de Málaga. Era su estreno en España.
"En el fondo es una película muy documental, porque se rodó en las propias zonas rojas de la ciudad, en sitios reales, con actores incluso naturales y dando un sentido muy natural a todo", aseguraba ayer, recién llegado de Colombia, Jorge Navas, director de la cinta.
Con ambientes oscuros y sórdidos de la peligrosa noche de la capital colombiana, Bogotá, la película invita, según el director, a apreciar el humanismo de las personas que viven en estos ambientes. Fundamentalmente, por sus marcados silencios. "Yo creo que el silencio invita al detalle, a la contemplación, al silencio mismo. Permite disfrutar del momento, de ver el gesto, la mirada, el detalle. Un montón de cosas que nos muestran finalmente la humanidad del personaje. Es algo que el cine americano no hace, ya que siempre tiende a llenar todo y no profundizar".
Narrativa diferente a la que están habituados los espectadores de todo el mundo, incluidos los españoles. "Pero no tengo miedo. Hay quien puede aburrirse, pero en los países que ya se ha mostrado hay quien sale muy contento. Así que estoy tranquilo", subrayaba el director colombiano.
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