Encuentro de la Fundación Cajasol
Las Jornadas Cervantinas acercan el lado más desconocido de Cervantes en Castro del Río (Córdoba)
Si la primera entrega de Madagascar, franquicia animada de Dreamworks, nos enseñaba, en el ya habitual tono didáctico y lúdico, que en la unión (de los animales) reside la fuerza contra toda adversidad, esta segunda parte, que recupera a sus protagonistas (un león, una jirafa, una cebra y una hipopótama parlanchines a los que se unen un chimpancé, un pingüino y un lémur) para devolverlos en un delirante viaje en avión a la madre jungla, deja caer un no menos biempensante mensaje sobre el significado de la multiculturalidad en nuestro tiempo. Una multiculturalidad que invita a la convivencia y al entendimiento entre razas, culturas y especies como única posible vía para el progreso y la felicidad.
No importa así que nuestros animales descubran que no son tan especiales al salir del zoológico de la gran ciudad y encontrarse con sus semejantes de la selva, de lo que se trata también es de recuperar las raíces, la identidad perdida, la autenticidad en definitiva, y confiar en la solidaridad e incluso en el amor, tal y como nos enseñan la jirafa y la hipopótamo.
Al margen de este subtexto, que viene que ni pintado para la nueva era Obama, la fórmula sigue siendo la misma: trazo cómico y excesivo en el perfil antropomórfico de los animales, saturación de gags visuales y estética de montaña rusa, citas adultas (Nacida libre, Un día en Nueva York, las canciones disco o la música de Morricone apelan a padres) y protagonismo de las voces de Ben Stiller, David Schwimmer o Chris Rock.
También te puede interesar
Encuentro de la Fundación Cajasol
Las Jornadas Cervantinas acercan el lado más desconocido de Cervantes en Castro del Río (Córdoba)
Lo último