Teatro Central 23/24: creación sin etiquetas
Artes escénicas
El espacio de la Cartuja saca músculo con un calendario plagado de grandes nombres y una mirada a los desafíos del mundo actual
A Manuel Llanes, director del Teatro Central, le gusta apoyarse en citas de pensadores cuando explica la programación que ha diseñado para el espacio que coordina desde hace tres décadas. En esta ocasión, una de las figuras que le ha inspirado es el filósofo Santiago Alba Rico, con una reflexión sobre quienes quedan al margen de las etiquetas: "Todas las clasificaciones, incluso las más refinadas, dejan fuera objetos, que se clasifican precisamente como inclasificables; mutaciones biológicas, criaturas ambiguas (el ornitorrinco mamífero acuático con pico) o existencias queer. ¿Qué hacemos con los inclasificables?”, se preguntaba el ensayista, al que Llanes recordó ayer en la presentación de la temporada 23/24, un cartel plagado de nombres imprescindibles de la escena actual –creadores que desde la curiosidad y la audacia, como esas criaturas de las que habla Alba Rico, evitan cualquier tipo de catalogación– y con el que el Central se pregunta qué teatro debe dar la réplica a este presente convulso que vivimos.
La nueva temporada, que tuvo al consejero de Turismo, Cultura y Deporte Arturo Bernal como anfitrión de los numerosos artistas que acudieron a la presentación, arrancará el 13 y 14 de octubre con una compañía emblemática, Peeping Tom, que en 62 grados 58 minutos sur, 60 grados 39 minutos Oeste parte de la premisa de un barco que encalla para cuestionarse entre otros asuntos por "lo que significa entregarse al completo como artista, y la impostura de lo que se presenta como auténtico”. Una semana más tarde, Álex Rigola, al estilo de lo que ya hizo con Vania, concentra la Hedda Gabler de Ibsen en una caja de madera a la que sólo pueden asistir 80 espectadores. La obra trae al presente a esa mujer "inconformista, autodestructiva y marcada por el tedio” que retrató el autor noruego.
Chocaba que el Central, atento a las revoluciones que se producen en otros teatros y festivales, no programara desde hace tres lustros a Angélica Liddell. La larga espera acaba con Liebestod, una pieza en la que la dramaturga y actriz cruza a Juan Belmonte y Richard Wagner en "un manifiesto” donde Liddell "es a la vez torera y toro, Tristán e Isolda, Dios y diablo”. Todavía en octubre, el chileno Marco Layera reúne a un grupo de adolescentes para analizar, en La posibilidad de la ternura, el peso de la antigua masculinidad en la formación de las identidades. En las mismas fechas, 27 y 28 de octubre, y en la sala A se representa otra propuesta singular, un Hamlet interpretado por actores con síndrome de Down bajo la batuta de Chela de Ferrari y Teatro La Plaza.
En noviembre se sucederán la investigación siempre rigurosa de la coreógrafa Natalia Jiménez con Geometría de la experiencia; el estudio de la noción de alegría que emprenden Victor Lauwers y la Needcompany a partir de las obras de Shakespeare con Billy’s Joy, y la visita del aclamado Dimitris Papaioannou, que promete otra inmersión sensorial con Ink, una pieza en la que se ayuda de un sistema de riego para crear esa poderosa belleza que caracteriza sus espectáculos. El mes se cierra con el estreno absoluto de Cuarteto String Quarter, con el que Juan Dolores Caballero y Teatro del Velador continúan indagando en las posibilidades dramáticas (o cómicas) de la música; y las funciones de Para cuatro jinetes, el resultado de la estimulante alianza de Mucha Muchacha con Celso Giménez y Los Voluble.
Diciembre empezará con una nueva edición de Irreductibles Nocturama, una cita que propiciará la "unión surrealista” de Raúl Cantizano y Hidden Forces, y la celebración, de la mano de Ana Curra, del 40 aniversario del mítico disco El acto. Vuelve también Sergio Peris-Mencheta, consagrado ya como uno de los creadores imprescindibles del país, con su adaptación de Cielos, en la que se adentra en el universo del canadiense Wajdi Mouawad, el autor de esa joya llamada Incendios.
El Central dedica una semana a la malagueña Luz Arcas, cuya búsqueda "lírica” y "salvaje” volverá a quedar de manifiesto con el repaso a su trilogía Bekristen/Cristianos, el encuentro con Le Parody en Trilla y Psicosis 4.48, la obra póstuma de la británica Sarah Kane que ha dirigido Arcas.
El año se cerrará con Sopla!, de Truca Circus, muestra del virtuosismo del circo andaluz, y Ad Libitum, de Lapso Producciones, un sorprendente concierto que se programará durante las vacaciones navideñas.
Enero supondrá el regreso de Silvia Balvín y Alberto Almenara, Rosa Cerdo, con Aeróbica: Gestión corporal de aporías verbales, en la que estos defensores de lo inesperado se enfrentan al desafío de escribir un texto sin palabras, con el cuerpo y la música, en una obra que homenajea la cultura del videoclip. Israel Elejalde, entretanto, aparca su trabajo como actor y dirige Tan solo el fin del mundo, el lúcido y agitado retrato familiar de Jean-Luc Lagarce.
Otras propuestas que se verán en enero son Visillo, con la que vuelven Baldo Ruiz y Paloma Calderón tras su premiado Cortejo; Las niñas zombi, en la que Celso Giménez aborda, desde la imagen de "tres mujeres jóvenes que ríen, bailan y tienen una historia que contar”, la herencia de los vencidos en la generación millennial; y la Electra que dirige Fernanda Orazi, hoy una intérprete consolidada que debutó en los escenarios españoles precisamente en el Central, en 2005.
Guillermo Weickert, al que la Feria de Artes Escénicas de Palma del Río dedica la semana próxima un homenaje, presentará Luz sobre las cosas, un trabajo en el que este creador al que mueve una honestidad brutal "renuncia a esquemas argumentales” y se sitúa en "una zona onírico-fantástica”.
Ya en febrero, Teatro Anatómico, el tándem que presentó sus credenciales con San Vito y que componen la dramaturga y directora Ana Sánchez Acevedo y el músico Pedro Rojas-Ogáyar, toman como referencia un conocido local que se ubica frente al Cementerio de San Fernando en Bar/Goma/Bar.
Los de La Zaranda se mantienen fieles a sí mismos tras 45 años de carrera en Manual para armar un sueño, una pieza en la que resuenan ecos de personajes míticos –Quijote, Segismundo, Max Estrella– y que el Central sitúa "a la altura de las grandes propuestas” de los jerezanos.
Tras preguntarse por la paternidad y por las relaciones sentimentales fallidas, el director, escritor e intérprete David Montero prosigue con la autoficción y afronta ahora el duelo por la muerte de su madre en El tiempo del hijo. También la bailarina Raquel Madrid y su compañía Dos Proposiciones cavilarán sobre el paso del tiempo en otra obra planteada desde otro ánimo, Still?,un espectáculo en el que revisitan Japiverdy!! y trazan una retrospectiva del fructífero camino recorrido.
Marcos Morau y La Veronal pisan de nuevo el Central con una creación distinta en su trayectoria, Firmamento, en la que se dirigen al público adolescente y a las nuevas generaciones. Pablo Messiez, al que el Central define como un "encantador de palabras, emociones y cuerpos”, revalidará el prestigio de montajes como La piedra oscura o La voluntad de creer con Los gestos, un texto que "solo adquirirá sentido sobre el escenario”.
Entre otras citas que deparará la temporada 23/24 esperan, ya en marzo, The Disappearing Art, que Yinka Esi Graves compartirá al fin con los espectadores tras su truncada programación en la Bienal; o La consagración de la primavera, en la que el inquieto Israel Galván hace su particular interpretación del ballet de Stravinski.
A la fresca, en la que Pablo Rosal defiende la importancia del reposo y el "desconectar de las lógicas del mundo”; De haber nacido, la pieza en la que María Muñoz y Mal Pelo se aventuran a bailar La vida es sueño; o En mitad de tanto fuego, la revisión de Alberto Conejero y Xavier Albertí de la Ilíada, un monólogo sobre la guerra y el deseo que toma como guía al personaje de Patroclo, son otros reclamos del teatro de la Cartuja.
Ya en abril, Anna María Ricart y Joan Arqué dan voz en Hay alguien en el bosque a las víctimas de las violaciones de la guerra de Bosnia, que ocurrían mientras el mundo miraba hacia otro lado y España celebraba la Expo y las Olimpiadas. El spoken word de Laura Sam y Juan Escribano, en la sala B, coincide en fechas (el 26 y 27 de abril) con la veterana Anne Teresa de Keersmaeker y su compañía Rosas, que en Exit above after the tempest plantea "un regreso coreográfico al origen del caminar, la forma primaria del movimiento”.
En mayo, entre otros títulos, aguardan Imaginario corporal: efecto migratorio, en el que la sevillana Carlota Berzal propone "nuevas maneras de percibir la danza a través de la escucha del eco interno de los cuerpos”; o Voice Noise parts 17 & 18, en la que Jan Martens (que este febrero deslumbró con Any attempt will end in crushed bodies and shattered bones) parte de un texto de Anne Carson para analizar cómo las mujeres han sido silenciadas a lo largo de la historia.
El humor desenfadado (o la "desvergüenza”) mostrado en piezas como Mammón alimenta también la última propuesta de Nao Albet y Marcel Borràs, que han titulado precisamente De Nao Albet y Marcel Borràs, un montaje en el que tratan los egos y las rivalidades y anuncian, o tal vez sólo sea una broma malévola, "nuestra separación como pareja artística y el final de nuestra amistad”.
También en mayo, Pablo Remón reinterpreta, tras su aplaudido acercamiento a la Doña Rosita de Lorca, el clásico de Chéjov en Vania x Vania. La particularidad de su tributo es que Remón propone un montaje en sala grande, una adaptación más clásica, y otra mirada mucho más libre en una sala de ensayo. Ambas comparten elenco y se podrán disfrutar el mismo día.
Este curso, el Central hace una apuesta decidida por la formación: Luz Arcas, Celso Giménez, Fernanda Orazi o María Muñoz serán algunos de los profesores. "Queremos romper esa inercia de que las compañías vienen, montan sus decorados, actúan y se van. Nos interesa crear sinergias”, reivindica Llanes sobre la oferta formativa, que también incluye unos Talleres Antropoloops, una iniciativa planteada para adolescentes.
Además, el Central programa una nueva edición de Jazz en noviembre, con Maria Schneider y Dave Douglas entre los artistas que conforman el cartel, y el teatro vuelve a contar con las creaciones siempre imprevisibles de Álex Peña, que este curso propondrá el "ensayo audiovisual interactivo” Unboxing. Una caja dentro de otra caja.
La programación completa se puede consultar en la web del Teatro Central.
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