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‘Lear!’, toda la luz en un actor

Teatro en Málaga

La obra se estrena este viernes 16 de abril en el Centro Cultural MVA y podrá seguirse vía ‘streaming’ al haber agotado ya todas las localidades

Antonio Zafra interpreta al rey Lear durante un ensayo de la obra. / Álvaro Cabrera
Jorge Pedrosa

14 de abril 2021 - 07:52

Málaga/Todo en Lear! parece pequeño: un teloncito negro de fondo, no demasiadas luces, una bombillita colgando del techo, un par de instrumentos de cuerda y otro par más de percusión a las manos de sólo dos personas. Sobre el escenario está Antonio Zafra, solo. Él sale y entra del escenario con la facilidad con la que entra y sale de cada uno de los doce personajes en los que él y Pablo Bujalance (periodista de Málaga Hoy, dramaturgo y poeta) han encapsulado la obra completa de William Shakespeare.

Podría parecer una locura que cinco horas de acción quedasen resueltas en algo más de una hora que abarca el texto completo de Lear!, pero los asistentes a su estreno este viernes en el Centro Cultural María Victoria Atencia de Málaga quedarán sorprendidos por la forma en la que se puede contener una obra tan vasta en un envase tan reducido. Las invitaciones para ocupar una de las noventa butacas con las que cuenta la sala se agotaron en sólo seis minutos, por lo que para disfrutar de la obra habrá que esperar a los pases en Ronda (día 17) y Coín (día 30) o conectarse a la emisión de streaming que ofrecerá el MVA en su canal de Youtube.

Víctor Alfonso, José Antonio Villodres, Antonio Zafra y Pablo Bujalance: el equipo al completo. / Álvaro Cabrera

En Lear! todo gira, como no podía ser de otra manera, en torno al shakesperiano rey, al que acompañaremos en un viaje hacia la locura de ida y vuelta en el que pasará por otros estratos sociales a los que no parecía estar acostumbrado. Lear es todo ira y amor por sus tres hijas, a las que deberá legar su reino en una serie de decisiones, que influidas por tramas, argucias y traiciones enredarán la historia hasta que el espectador descubra a un Lear poliédrico, con más capas de las que parece tener en un principio.

El tándem Zafra-Bujalance ha conseguido que todos y cada uno de los personajes sean perfectamente reconocibles sin necesidad de cambios de escenarios, vestuario o atrezzo. Todo se consigue mediante la magia de la interpretación y el carácter que imprime Antonio Zafra, último ganador del Premio Ateneo de Teatro por Oye, escucha, una obra en la que lleva al espectador de la mano hasta empatizar con la sordera adquirida, el mismo camino que tuvo que andar él mismo. Zafra asegura que el reto principal era hacer que todos los personajes se diferenciasen, pero “como hemos tenido tiempo lo hemos podido ir trabajando, los personajes han ido apareciendo poco a poco”, todos están inspirados en alguna personalidad conocida, desde Lola Flores a José Bono. “Lo complicado de este trabajo no es hacer las interpretaciones por separado, sino cuando los personajes interactúan, unir las piezas que se han estado trabajando sobre la mesa”.

La representación encapsula las cinco horas de la obra en poco más de una hora

Si James McAvoy recibió la aclamación de buena parte de la crítica por su papel en Múltiple, con la facilidad de que entre toma y toma y podía trabajar en el cambio del personaje, Zafra se enfrenta a la personalidad múltiple sin tiempo casi ni a dar una bocanada de aire y sale airoso del proyecto. Para Zafra este no ha sido un trabajo de introspección, sino que ha basado su interpretación en el gesto y en la interpretación vocal, acabando en la psicología, por lo que el trabajado ha sido “de fuera adentro”: esto le ha permitido no volver con el conde Kent a casa.

Imprescindibles para que la obra funcione como la seda son Víctor Alfonso al mando de la iluminación y José Antonio Villodres, que pone a la viola la tensión necesaria para que Zafra pueda lucirse sobre las tablas.

La obra ha bebido en su concepción y desarrollo del trabajo de DarioFo y Steven Berkoff, dos de los principales baluartes en lo que al teatro unipersonal se refiere. Pablo Bujalance, ganador del tercer Torneo de Dramaturgia de Andalucía por su obra Medea en Beirut, afirma que desde el primer momento sabían que buscaban esa montaña rusa de emociones que va de la comedia al drama constantemente para hacer que la obra fuese atractiva. “Esto ya está en todas las representaciones del Rey Lear clásicas, pero se acentúa en el teatro unipersonal, en el que es imprescindible esta diferencia para que los personajes acaben siendo personalidades independientes, fácilmente reconocibles por el espectador”.

Otra de las claves para que esta representación funcione tan bien, además de la química entre director y actor, es la adaptación a las nuevas tendencias de consumo: “Es muy difícil que el público general vaya a ver cinco horas de Rey Lear”, apunta Zafra, pero en algo más de una hora se hace ameno, pareciera que Shakespeare llega a los tiempos de Netflix.

Para esto es básica la figura del narrador, la única que hace concesiones respecto al texto original a fin de poder hacer más rápida la obra sin perder nada de información. Además, el espectáculo cuenta con una adaptación muy especial a lenguaje de signos, con el fin de ser inclusiva.

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