Idas y vueltas de Bernarda Alba

Temporada Lírica | Teatro Cervantes

El Teatro Cervantes acoge este fin de semana con dos funciones la ópera de Miquel Ortega basaba en la obra de Lorca, aplazada desde la temporada pasada por la pandemia

El equipo artístico de 'La casa de Bernarda Alba', este lunes, en el Teatro Cervantes.
El equipo artístico de 'La casa de Bernarda Alba', este lunes, en el Teatro Cervantes. / Javier Albiñana

Málaga/En la presentación de las funciones de la ópera de Miquel Ortega La casa de Bernarda Alba que acogerá el Teatro Cervantes de Málaga este fin de semana, el sábado 3 y el domingo 4 a las 20:00, la expresión más compartida este lunes era "ahora sí", con tanta ilusión como coraje y determinación. No es para menos: la ópera de Miquel Ortega formaba parte de la programación de la pasada temporada lírica, la correspondiente al curso 2019 / 2020, aunque los estragos de la pandemia hicieron imposible su puesta de largo ante el público y quedó aplazada a la edición presente. Los estragos, bien es sabido, han seguido coleando durante todo este tiempo con especial incidencia en lo que se refiere a la ópera, cuyas producciones son inviables si no se cuenta con un mínimo aforo que las restricciones, hasta ahora, han hecho imposible. Finalmente, ahora sí: La casa de Bernarda Alba podrá verse en el Cervantes en los días citados como colofón a una temporada lírica que, por las mismas razones, sólo ha podido ofrecer una cita a su público: la que protagonizó Carlos Álvarez en la versión de concierto de Simon Boccanegra el pasado mes de octubre. Después, la evolución de la pandemia obligó a aplazar (nunca a cancelar, como subrayaba este lunes el director del Cervantes, Juan Antonio Vigar) el recital de Juan Diego Flórez programado para noviembre, así como la posterior presentación de Rigoletto con el barítono Juan Jesús Rodríguez. Cuando parecía que las aguas volvían a su cauce, una incomprensible y nunca bien explicada decisión de la Junta de Andalucía respecto a la preservación de la distancia de seguridad en los aforos mandó igualmente al traste las funciones previstas para abril y mayo de Il barbiere di Siviglia, que también venía aplazada de la temporada anterior. Por fin, tras un periodo tan aciago, el público aficionado podrá reencontrarse con la ópera en Málaga a través, como seña de distinción de esta temporada agónica, de la obra contemporánea de un autor vivo.

Juan Antonio Vigar, en la presentación de la ópera.
Juan Antonio Vigar, en la presentación de la ópera. / Javier Albiñana

Con producción musical del Teatro Cervantes de Málaga y producción escénica del mismo Cervantes y el Teatro Villamarta de Jerez, La casa de Bernarda Alba presenta la partitura de Miquel Ortega (Barcelona, 1963), responsable también de la dirección musical, con el libreto de Julio Ramos a partir de la tragedia lorquiana. La versión de la ópera para orquesta de cámara que llega ahora a Málaga es la misma que se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid en noviembre de 2018, con la participación de la Orquesta de Cámara de la Sinfónica de Málaga y las voces femeninas del Coro de Ópera de Málaga. La dirección escénica corre a cargo de Francisco Javier Hernández y la del coro queda en manos de Salvador Vázquez. El elenco incluye a Nancy Fabiola Herrera como Bernarda Alba, Carmen Romeu, Luis Cansino (el único cantante masculino del reparto, que interpreta a Poncia), Carol García, la malagueña Berna Perles, Ana Häsler, Belén Elvira y Milagros Martín, además de la actriz Helena Dueñas.

El elenco incluye a Nancy Fabiola Herrera, Luis Cansino y la malagueña Berna Perles

Esta lectura operística de La casa de Bernarda Alba es fruto del empeño decidido de Miquel Ortega en sacarla adelante a lo largo de muchos años y contra las adversidades más procelosas, lo que de alguna forma encaja bien con los tiempos y con la lógica intempestiva de idas y vueltas. Recordaba este lunes en la presentación el compositor, muy ligado profesionalmente a Málaga, que la idea de convertir en una ópera la obra de Federico García Lorca le rondaba ya "desde mis años de juventud, pero no fue hasta 1991, cuando tuve en mis manos el libreto que había pedido a Julio Ramos, cuando me puse a ello con más determinación". Por aquel entonces, Ortega trabajaba como pianista en el Teatro de la Zarzuela y comenzaba a ganar atención y dedicación como director orquesta, "lo que me dejaba poco tiempo para la composición de este proyecto, que no nace de ningún encargo sino de mi decisión más personal". Finalmente, Ortega pudo culminar una primera versión en 1999 para orquesta de cámara, "que se correspondía con la que había sido mi primera idea. Mi gran inspiración en este sentido era Benjamin Britten, quien en sus obras líricas compuestas para este formato era capaz de hacer sonar una orquesta de cámara como si fuese una orquesta sinfónica. Siempre pensé que esta opción era la mejor para La casa de Bernarda Alba, porque facilitaba la creación de un ambiente más íntimo, el que se corresponde con el interior de la casa en la que transcurre toda la obra". La primera oportunidad para el estreno llegó con vistas a 2007 en Brasov (Rumanía), bajo la condición, eso sí, de que se llevase a cabo con la orquesta sinfónica de la ciudad. De modo que Ortega accedió a cambiar la orquestación al completo, con lo que el proceso de composición se prolongó nada menos que durante quince años, desde 1991 hasta 2006. Una década después, el Teatro de la Zarzuela decidió rescatar la primera versión para cámara, todavía inédita, que fue la que se estrenó en noviembre de 2018. El resultado de estas idas y vueltas es que La casa de Bernarda Alba de Miquel Ortega se sigue representando en dos formatos: sinfónico (con funciones próximamente en el Auditorio de Tenerife) y de cámara, con próxima parada en Málaga.

Respecto a la naturaleza musical de La casa de Bernarda Alba en el espectro contemporáneo, Ortega dio buena cuenta de su principal fuente, las grandes bandas sonoras del cine: "La música de cine nació tomando como modelos la ópera y la forma propia del poema sinfónico, algo que se dio ya en sus orígenes pero que se ha mantenido después. Si pensamos en un compositor como John Williams, está claro que sus principales referentes son Wagner y Strauss. Ahora corresponde devolver a la música de cine su papel inspirador en la ópera, que no es precisamente pequeño". Y añadió, a modo de declaración de intenciones: "En cuanto a las óperas contemporáneas, hay que decir claro que ciertos títulos han contribuido a alejar al público. La ópera es un arte escénico y, como tal, le corresponde llegar al público y describir situaciones. A mí no se me caen los anillos por crear una música melódica ni por crear una música más dramática y disonante cuando entienda que es necesario". Respecto a la dirección escénica, Francisco Javier Hernández recordó que esta producción es "una ópera, no obra de teatro, así que se atiene a eso", con una puesta en escena centrada "en la dualidad del espacio interior de la casa, siempre presente, y el exterior, que nunca se ve".

Último título de la mano de Francisco Rodríguez

La casa de Bernarda Alba llega al Teatro Cervantes como la última producción programada e impulsada por quien ha sido el tradicional responsable de la Temporada Lírica del coso malagueño, Francisco Rodríguez, quien se despide tras alcanzar su jubilación. Tanto Juan Antonio Vigar como los miembros del reparto de La casa de Bernarda Alba elogiaron su labor al frente de la programación a la hora de reunir repartos, promover producciones, reunir a los mejores talentos técnicos y artísticos y luchar contra viento y marea para que Málaga cuente con la oferta lírica que le corresponde. Especialmente elocuente fue el barítono Luis Cansino, quien afirmó que con Francisco Rodríguez "se va uno de los mejores gestores de las artes escénicas en España".

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