Un verano en Cornualles X: De Newlyn a Land Ends

El Jardín de los Monos

El pueblo aparece citado en el siglo XIII como Nulyn y Lulyn, procedente del idioma córnico, que significa "estanque para una flota de barcos"

Un verano en Cornualles IX: Explorando Penwith-III

The Minack Theatre. Porthcurno.
The Minack Theatre. Porthcurno.

Como era usual, aquella mañana las nubes escondían al cielo y amenazaban con descargar la lluvia nuestra de cada día. El sol salió un día por nosotros y ya no quiso trabajar más. Pero no nos arredró el tiempo. Franc se quedó con Merche que lo llevó a ver un zoo y nosotros nos fuimos a Newlyn, un pueblo de unos 5.000 habitantes que forma una conurbación con Penzance. Vive de su puerto que es el puerto pesquero más grande de Inglaterra si bien, en la actualidad, hay más yates que barcos de pesca al haberse convertido Newlyn en una zona turística de primer orden. Aquí, como ocurrió en St. Ives, los artistas ha invadido el pueblo, hasta el punto de que se ha hecho famosa la llamada “Escuela de Newlyn”.

El pueblo aparece citado en el siglo XIII como Nulyn y Lulyn, procedente del idioma córnico, que significa "estanque para una flota de barcos", quizá en referencia a su costa de poca profundidad que forma una especie de lago, denominado Gwavas, que fue siempre el principal amarre de la flota pesquera. Es de destacar que, después de la invasión española de 1595, atracó aquí el Mayflower, en 1620, para cargar agua y provisiones, hecho reseñado en una placa que hay en el muelle. Dentro de las estrambóticas singularidades que se dan en Cornualles, cerca de Newlyn St. Peter, una iglesia de típica decoración anglo-católica, se encontraba una cruz celta de piedra ante la que se veneraba a la deidad marina de Cornualles, Bucca. Era este dios marino un tritón. En el folklore córnico, era un espíritu que habitaba en las minas y pueblos costeros. El duende de las tormentas, por lo que era costumbre entre los pescadores de la zona, dejar por la noche una parte de la pesca en la arena para mantener contento a Bucca.

Newlyn también es conocido porque allí se encuentra el Observatorio de Mareas (Ordnance Survey), que marca el nivel del mar, referencia de todas las altitudes de Gran Bretaña. Pero, sobre todo, lo que hace de este pueblo un lugar excepcional es su mercado de pescados y mariscos. Nos surtimos de unas centollas y unos bogavantes (crabs & lobster), que compramos en un cocedero de mariscos, con los que darnos en casa un buen festival.

Camino de Land Ends, pasamos por un pueblecito, Porthcurno, que tiene la cala de doradas arenas, pequeñita, recoleta y más bonita que se pueda uno imaginar. Aunque su fama le viene, fundamentalmente, por ser una de las estaciones internacionales de comunicaciones de cables submarinos más importantes del mundo. En la Segunda Guerra Mundial, para garantizar su seguridad, los mineros de la zona construyeron unos túneles y se instaló bajo tierra. Las defensas de hormigón, a las entradas y salidas de los túneles, se camuflaron gracias a un artista local que las pintó de forma que, vistas desde el aire, parecían un bosque con sus árboles, conejitos y pajaritos incluidos.

En Porthcurno se encuentra el Minack Theatre que es de obligada visita, por ser una de las obras más curiosas que se pueden contemplar en el mundo. Es el proyecto nacido de una locura maravillosa e increíble. En 1930 aproximadamente, se instalaron en una casa de Porthcurno, llamada Minack Point, la novelista de ciencia ficción de los años 20, Katharine Burdekin (que también usó el seudónimo de Murray Constantine), su pareja, su hermana Rowena Cade y la madre de ambas. A Rowena se le ocurrió construir un teatro, tipo griego, en la roca granítica del acantilado junto a su casa, y se pusieron

todos a picar piedra durante años hasta hacer un teatro espectacular, con un aforo de 750 personas, con maravillosas vistas a los acantilados y al mar de Porthcurno. En 1944 se rodó en él parte de la película Love Story. Desde entonces, todos los veranos acoge la temporada de teatro. El Minack Theatre es de una belleza sin igual, tan grande como la locura de la que nació.

A 500 metros de Porthcurno está el cabo más famoso de Cornualles, el más occidental, en el que se acaba la tierra, el equivalente inglés del Finisterre español o el Finistère francés: el cabo de Land Ends. Su abrupta y escarpada costa y su salvaje naturaleza había sido violada vilmente por un parque de atracciones en el que sucumbimos ante algunos de sus espectáculos. De entre ellos, nos divirtió unas proyecciones sobre las leyendas artúricas. Tenían efectos especiales sorprendentes como proyectar en tres dimensiones la espada Excalibur, mientras el mago Merlín narraba la historia del Rey Arturo. Otras proyecciones fueron muy interesantes porque trataban de los naufragios habidos en Land Ends. También fue curioso visitar la reproducción de una aldea del siglo XVIII, con sus casas, calles y monumentos en miniatura, y una granja con unos cerdos de raza Large Black, típica de Cornualles, que son (como su propio nombre indica) grandes y negros y que figuran en el libro Guinness de los récord por haber parido 26 camadas. Podrían haber figurado también por la pestilencia. Y lo peor, para mí que sufro de vértigo, fue atravesar un puente colgante que une dos acantilados.

Comimos, en un restaurante de Land Ends, un plato que pasa por ser uno de los más icónicos de Cornualles: el pastel horneado de sardinas (the baked sardine cake). Cuando nos lo presentaron no sabíamos si comerlo o reírnos porque su aspecto era como de broma. Se trata de un pastel de hojaldre que lleva sardinas, huevo y patatas, con la particularidad de que, del pastel, solo sobresalen las cabezas de las sardinas. No se sabe por qué las sardinas sacan fuera la cabeza, si para mirarte o para respirar. Parece ser que la receta se le debe a un pescador, Tom Bawcock, que se le ocurrió dejar las cabezas del pescado fuera para que el comensal viese que efectivamente el pastel llevaba sardinas.

De vuelta, pasamos por St. Just a cambiar en el banco unos traveler’s checks o “cheques de viaje”, un medio de pago más seguro en los viajes que llevar dinero en efectivo. Creo que ahora apenas se usan. Por casualidad, al salir del banco, vimos la “tienda de caridad” donde trabajaba como voluntaria, un día a la semana, Merche. En Cornualles existen dos tipos de organizaciones para encauzar la obtención de fondos destinados a la caridad, estas “tiendas de caridad”, que pertenecen a una ONG, atendidas por voluntarios, donde se venden objetos de segunda mano, procedentes de donaciones; y los “mercadillos de caridad” que consisten en unos mercados, generalmente organizados por los ayuntamientos, donde los ciudadanos del pueblo que lo deseen monta su chiringuito para vender sus objetos usados, mientras que los compradores pagan (generalmente, una libra) para entrar al mercadillo. La recaudación se destina a la caridad. En la tienda de Merche vimos que se exhibían para su venta dos cuadros, óleos sobre lienzo, que su esposo David Kemp (Neizan) había donado. Sus precios eran de 750 y 900 libras. Conocíamos sus esculturas, pero nada sabíamos de su obra pictórica. Neizan estaba considerado como el escultor más notable del Reino Unido dentro del upcycling art o arte del reciclaje. Así que quedamos esa tarde en hacerles una visita a Merche y Neizan para ver más obras suyas, tanto escultóricas como pictóricas.

En casa de Merche flipamos con las esculturas de Neizan. Es increíble como con los objetos que encuentra, restos de chatarra o maquinaria abandonada, elabora maravillosas metáforas plásticas y poéticas. Y también nos asombró su obra pictórica, tanto que, ante un óleo sobre lienzo que representaba una marina con los acantilados de Cornualles, Nani y yo sucumbimos a la tentación y se lo compramos. Lo mejor fue que, por la compra, nos regaló una pintura a la cera sobre los montes y la bahía de Màlaga, pintada el día de la gota fría del año 1989 que le cogió por los montes de Olías pintando del natural. Aquella noche, como Neizan no hablaba ni chips de español, y yo ni fish de inglés, descubrimos que, para entendernos, el whisky funcionaba como fish and chips, o sea, mejor que el diccionario Collins.

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