Los verdiales de la 'generación perdida'

Cultura

Alberto Cortés y el Col·lectiu LOOPA! presentan en la Bienal de Sevilla el espectáculo 'Viva la guerra' donde exhiben su particular visión de la tradición malagueña.

De izquierda a derecha los artistas de 'Viva la guerra': Alberto Cortés, Luz Prado, Pablo Contreras, Mar Suárez y Rebeca Carrera en sustitución de Mariché López.
De izquierda a derecha los artistas de 'Viva la guerra': Alberto Cortés, Luz Prado, Pablo Contreras, Mar Suárez y Rebeca Carrera en sustitución de Mariché López.
Isabel Vargas Málaga

31 de agosto 2016 - 05:00

Sujetadores con tachuelas, flores rojas en el escote, faldas de volantes, estampados en leopardo y tela de cuero, alpargatas de colores. La revolución será verdialera o no será. De manera casi fortuita se produce hace tres años el encuentro entre Luz Prado, Pablo Contreras -ambos perteneciente al proyecto musical malagueño Col·lectiu LOOPA!- y Alberto Cortés, director de escena local. Juntos orquestan el espectáculo multidisciplinar Viva la guerra con la intención de "reconstruir el sonido y el ritmo de la música de verdiales y darle un sentido estético, ético y dramático a la tradición que permitiese indagar desde la danza contemporánea", reza la descripción del espectáculo -que se representará el 16 y 17 de septiembre en la Bienal de Sevilla, dentro del apartado El flamenco está en todas partes- en la web de Cortés.

Si uno observa el vídeo de presentación colgado en Vimeo verá que la danza, la interpretación y la música conviven en perfecta armonía. Algo así como unos verdiales pero sin serlos acompañados de un violín, una guitarra eléctrica y unos platillos. Mientras, dos intérpretes -en este caso María del Mar Suárez y Rebeca Carrera, la sustituta de Mariché López, la cual actuará en la capital andaluza- bailan de manera enérgica y lanzan consignas al aire: "Estudié danza contemporánea. Me especialicé en flamenco con la bailaora malagueña La Lupi. Luego hice un máster en comedia del arte. Con la nota más alta de mi promoción. Me prometieron que si seguía estos pasos tendría un futuro de oro, indestructible. Sería invencible. Y no tengo nada. ¡Viva la guerra!".

De ese grito nace la obra con el mismo nombre, "una sublevación disfrazada de fiesta con un marcado carácter colectivo y popular. La sublevación de una generación hiper formada, pero perdida", admite Cortés mientras arruga la frente. "A nosotros nos prometieron muchas cosas a cambio de formarnos y sacar buenas notas... La realidad es que no teníamos ni tenemos nada a lo que agarrarnos tras acabar una carrera o un máster", reconoce.

Además, hay un movimiento social que se desarrolla a la par que la idea del show: el movimiento 15M. "Nosotros participamos, así que es inevitable hablar de lo que estábamos viviendo en ese momento", admite el guitarrista Contreras. "A nivel personal, yo estaba cansado -hablamos de 2013-. Cansado de no tener trabajo tras prepararme durante años, de luchar tantísimo. Estaba cansado de que no me escucharan tanto como deseaba. Durante aquella etapa de mi vida quería gritar: '¡Estoy hasta los cojones, viva la guerra!'", confiesa el intérprete masculino.

Al impactante mensaje le acompaña una estética bien definida por la asociación de creadores visuales Las Buhoneras, encargadas de confeccionar el vestuario y la caracterización. "Las conocíamos y nos gustaba su estética tan colorida, muy en consonante con el espíritu alegre de los verdiales. Colorida y también underground, punk -do it yourself-. Nos molaba la idea de que hicieran los gorros verdialeros a partir de productos de bajo coste. Si te fijas en el mío hay hasta muñecos de plástico", comenta entre risas Cortés.

A la pregunta ¿La gente con qué sensación sale?, los dos artistas responden: "Esperamos que con una sensación de empoderamiento. Sólo queremos darle a la gente poder frente al poder, hacerles sentir valiosos. El mensaje es positivo no en el plan oye todo va a salir bien, pero sí en el sentido de coge fuerzas. Lo potente de los verdiales es que transmiten mucha energía. Algunas personas que han venido a vernos, sin saber lo que eran, los han bailado. Estás promoviendo que mucha gente se una. El sociólogo Enrique Gil Calvo hablaba del estado de fiesta, en el que uno es libre y transgresor". Así son los verdiales de la 'generación perdida'.

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