"Un 'victorino' te exige traspasar los límites de la exigencia física y psíquica"
El diestro, extremeño de adopción, regresará a La Malagueta en una época de su intensa vida profesional en la que siente "el cariño y el respeto de siempre pero de una forma muy especial"
Templado al conversar pero aguerrido en el ruedo. Antonio Ferrera (Ibiza, 1977) se vistió de luces por primera vez hace 20 años y en el horizonte del tiempo sólo ve nuevas oportunidades para seguir creciendo. En 2002 fue triunfador en Málaga, ciudad con la que sus vínculos van más allá de lo profesional. Toreó por última vez en La Malagueta en 2003. En la Feria de Agosto le esperan los 'victorinos' y el diestro Javier Castaño.
-Regresa a Málaga tras diez años de ausencia. ¿Con qué sensaciones vuelve?
-Las sensaciones son muy especiales, personal y profesionalmente. Es una de las ferias más importantes de la temporada. Las faenas más sentidas que yo he podido hacer en mi vida las he hecho en esa plaza y sobre todo en lo personal me unen muchísimos vínculos para que sea una tarde muy soñada por mi parte y muy, muy esperada.
-¿Por qué tanto años sin pisar La Malagueta?
-La verdad es que no lo sé. Me hubiese gustado volver antes pero nunca es tarde si la dicha es buena. Aunque no haya toreado he ido a verla y he estado viendo corridas. Vivir como torero una tarde allí es una satisfacción personal y una ilusión enorme.
-Su tarde será de 'reencuentros' porque también vuelve Victorino Martín, ganadería a la que conoce muy bien...
-El aficionado va a poder vivir la tarde de una forma muy intensa. Es una corrida muy importante, muy seria, tanto por la corrida en sí como por torear con Javier (por Javier Castaño), que le da mucha dimensión a la lidia. Puede ser una tarde en la que todos los que estemos allí, toreros, banderilleros, público, la vivamos de una forma muy especial.
-¿Cuáles son las claves para lidiar a un toro de Victorino Martín ?
-Claves tienen todos los toros. Les diferencia su personalidad, su manera de estar en la plaza. Cualquier toro, cualquier ganadería es exigente pero el de Victorino te exige pasar unos límites. Por eso hace que todo lo que se le haga tenga mucha emoción e importancia. Están muy vivos, desarrollan sentido muy rápido. Exigen mucho tanto física como psíquicamente.
-El cartel será un mano a mano con Javier Castaño, que no va ser el único de la temporada.
-Hemos compartido cartel en Nimes y además de Málaga también estaremos juntos en Gijón. La verdad es que las tardes que hemos compartido han sido muy bonitas. Javier es un torero que está haciendo una gran temporada y hace ver al público que está sintiéndose, emocionándose y sintiendo está profesión y el toreo.
-¿Puede ser contraproducente la 'moda' de los mano a mano?
-No es bueno que haya tantos. Los mano a mano tienen que tener un sustento y un por qué. Tiene que tener un sentido, sino es así quitaría fuerza a lo que es la corrida. La gente tiene que sentir desde el principio hasta el fin que va a ser una tarde emotiva por la entrega de los toreros y por la historia que tenga que contar cada torero. Entre Javier y yo hay un aliciente.
-La cuadrilla de Javier Castaño está en auge y usted también pone banderillas, ¿cómo afronta ese duelo?
-Yo disfruto mucho viéndolos. Son toreros que aparte de banderillear bien son muy capaces porque banderillean bien todos los toros y eso es muy, muy difícil. Y banderillear a los toros de Victorino es muy complicado. Disfruto mucho tanto con ellos como con otros banderilleros de otras cuadrillas.
-Después de 20 años desde su debut en los ruedos, ¿está en su mejor temporada?
-Me siento un privilegiado por poder vivir estos momentos y por la manera en la que estoy sintiendo el toreo. Me ilusiona y me motiva esta madurez personal y profesional y también me responsabiliza para seguir creciendo. Puedo y debo seguir consiguiendo objetivos importantes en mi carrera.
-Hace dos años que lo apodera Raúl Gracia El Tato y a su vez , entre los dos, apoderan a José Garrido, ¿cómo funciona esa unión?
-Muy bien. Tanto Raúl como yo pensamos que cuando hay un chico que está empezando y que como a José, se le ve con cualidades y con un futuro bueno, hay que darle la esa capacidad de seguir desarrollándose. Es importante ese apoyo para dar el paso de sin caballos a caballos. Es una faceta que nos ilusiona y nos aporta mucho. Raúl y yo estamos muy compenetrados y remamos en la misma dirección.
-¿Cómo progresa su ganadería de La Peregrina?
-Vamos despacito. Este año está teniendo resultados muy buenos. Hace poco indultó un novillo Borja Álvarez. La ganadería la tengo porque me gusta mucho el campo, el animal y los entresijos, pero hay que crear una buena base y tener mucha paciencia.
-Escuchando sus palabras se adivina que no le pone trabas al futuro...
-Los años me han enseñado que a veces los límites nos los ponemos nosotros. No me planteo el qué pasará. En esta profesión la incertidumbre está a flor de piel y eso le da una consistencia real. Me siento muy agradecido a ella y a esas plazas donde estoy yendo este año y donde me tratan con respeto y cariño, que siempre los he tenido, pero que ahora siento de una manera muy especial.
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