Una voz privilegiada para viajar por otros tiempos

Compartió con Carlos Álvarez sus primeras notas musicales en una escolanía · Hoy Miguel Bernal es un tenor solicitado por su especialidad en música antigua

Miguel Bernal reside en la actualidad en Bruselas pero viaja periódicamente a Madrid para conciertos.
Rocío Armas / Málaga

10 de marzo 2008 - 05:00

Las voces de la lírica actual no residen en Málaga pero la ciudad puede sentirse orgullosa de haber contribuido a lanzar la carrera de músicos con marchamo de calidad. El tenor Miguel Bernal descubrió la seducción de la música antigua en la escolanía Nuestra Señora de los Ángeles de Gibraljaire con el barítono Carlos Álvarez como compañero de partituras. Hoy reside entre Madrid y Bruselas con una agenda de trabajo que le lleva a compartir escenario con Jordi Savall o con los músicos de la Orquesta y Coro Nacional de España.

Tras pasar por el Conservatorio Superior de Málaga hace 15 años, Bernal culminó en Madrid la especialidad de oratorio y lid alemán con el Premio Lucrecia Arana de manos de Teresa Berganza. "Entonces en Málaga había muy poco ambiente cultural y pocas salidas profesionales. Decidí marcharme para tener más contacto con la vida musical de Madrid y acceder a lo que se hace fuera. Y creo que no me equivoqué", explica.

Al llegar a la capital del reino, se presentó como candidato para una plaza de tenor que ofertaba el Coro Nacional, y también acertó. "Entrar en la Orquesta y Coro Nacional te pone en contacto con el mundo profesional y te empiezan a ofrecer solos", asegura. Bernal debutó en la formación con de La escalera de Jacob de Schoenberg, "que nadie quería cantar", recuerda. A partir de ahí su carrera musical fue en ascenso, sobre todo como solista especializado en Barroco y en toda la obra vocal de Bach.

Ha ofrecido conciertos en 15 países, entre ellos Italia, Austria, Polonia, Bélgica, Portugal y Túnez, y entre sus mayores satisfacciones está el haber compartido recital con el maestro Jordi Savall más de una vez. El último concierto fue en Barcelona las pasadas Navidades con músicos de 15 nacionalidades distintas. "Ver trabajar a Savall es un espectáculo. Me atrae mucho su capacidad de improvisación. Sobre la marcha en el mismo concierto te puede cambiar todo. Tienes que tener la mente muy abierta", sostiene.

Su primer concierto con Savall fue en Viena con un repertorio de música barroca latinoamericana "y la ovación duró 30 minutos", añade. El tenor aprovechó su estancia en la capital de Austria para saludar a Carlos Álvarez que interpretaba Don Carlo de Verdi. "Recuerdo que me decía lo terrible que es la soledad del artista y que echaba mucho de menos su ciudad", expresa Bernal haciendo suyos los lamentos del barítono.

En Málaga el tenor tuvo a sus mejores profesores y, entre ellos, destaca el magisterio de Gabriel Robles, jefe del departamento de Solfeo en el conservatorio. "Me enseñó mucho más que solfeo, a entender la música de una manera muy amplia", evoca. Como Carlos Álvarez, Bernal lamenta no tener más citas líricas en Málaga. Aún así, continúa enviando proyectos de ciclos de canciones del romántico, y el resto de su repertorio a la Sociedad Filarmónica y a la Sinfónica Ciudad de Málaga "pero no suele cuajar", admite.

Por las características de su voz le eligen para entonar música medieval, renacentista y barroca, en consonancia con sus gustos estéticos. Desde que en 2004 que se empezó a interpretar en Madrid la integral de las cantatas de Bach ha participado en muchos de sus recitales.

A Bernal le acaban de seleccionar para recibir clases magistrales de lid alemán en Bruselas. Acude una vez al mes con un pianista de Madrid, una periodicidad que le permite continuar impartiendo clases en el conservatorio de Toledo y seguir con las actuaciones de la ensemble Alia Música. En su haber cuenta con 40 grabaciones discográficas, las últimas con temas inéditos grabados en la Catedral de Segovia y una zarzuela barroca representada en el festival de Aranjuez.

Bernal admite que el tejido cultural de Málaga ha cambiado a mejor pero aún le queda recorrido para igualarse con otras ciudades europeas. "Es una cuestión de educación. En el extranjero la música culta lleva arraigada muchos años. Se aprecia mucho más y el público es más receptivo", subraya. Bernal reconoce que como profesional está viviendo un momento dulce, convencido del terreno que pisa. "El público siempre está ávido de música buena", advierte.

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