El 'western' sabe de leyendas

La mitología creada por Elmore Leonard en 'Justified' se sustenta tanto en la novela negra como en el tono épico, con una fuerza narrativa sin parangón en el presente

Una imagen promocional de 'Justified', el mejor argumento a favor del 'western' en lo que va de siglo.
Simón Cano Le Tiec Málaga

18 de marzo 2013 - 05:00

Es imposible ver Justified y no sentir la necesidad de profundizar en el misticismo que rodea las familias, los clanes, los matriarcados y las castas de ese cruel pedazo de mundo que es el condado de Harlan. El odio y el afecto que existe en esta región de Kentucky despierta demasiada curiosidad, y más, que en medio esté el marshal Raylan Givens, la mejor creación de Elmore Leonard hasta la fecha. A medio camino entre el John Wayne de El hombre que mató a Liberty Valance y el Alan Ladd de Raíces profundas, el Raylan de Timothy Olyphant es el ideal de la obra de Leonard. En su figura, de andares similares a los de Wayne, y de una fiereza descomunal, cercana a la del asombroso Gary Cooper, se apilan las bases de la mejor novela negra (híbrido entre la dureza de Raymond Chandler y el realismo de George V. Higgins), y las influencias del western épico. Por no hablar de la complejidad con la que se le ha desarrollado, no como un ser superior y arrogante, sino como un intento de salvavidas, un pistolero indomable que no busca destacar, sino proteger al clan, aunque puede que antes de llegar hasta ahí, haya tenido que madurar y dejar de lado sus intereses. Aquí, el clan es la integridad de su pueblo. Lo tiene todo para ser una leyenda una y referencia del western contemporáneo.

Elmore Leonard ha creado una enorme mitología alrededor de Harlan, que ya comenzaba a formarse durante los años 70, entre el jaleo armado entre los mineros y los piquetes de las compañías mineras, algo que, cualquiera al que le interese, podrá comprobar en el magnífico documental ganador del Oscar Harlan County, USA. En Pronto, uno de los mejores trabajos del escritor, nace el personaje de Raylan, que va arrastrando desde Miami hasta Sicilia esa estirpe de brutalidad que va directamente ligada a su pueblo natal. Todo ello se puede comprobar en esos épicos y contenidos tiroteos fordianos, que encuentran una espléndida representación en este drama televisivo. Esta serie, además de ser fiel al agresivo espíritu de la obra de Leonard, representa todo lo que no llega a ser la televisión actual: continuidad. Desde su imprescindible segunda temporada, e incluso a partir del final de la primera, la serie ha conseguido hacerse con un ritmo narrativo que no se ha visto mermado en sus años de emisión. Raylan, novela que llegó en 2012 a España, también de Leonard, sirvió para elaborar algunas de las tramas de la segunda y la tercera temporada. Aquí al escritor se le nota el pulso de guionista, más alejado de la expresividad novelística.

Sin embargo, su rostro más crudo, sus conversaciones, se mueven en torno al duro realismo de los diálogos leonianos, que podrían acabar perfectamente sentenciando unas cuantas vidas. En ellos reside la fuerza de la narrativa de Elmore Leonard, que se ciñe bastante a la de George Higgins y se las idea para dar a luz a una nueva clase de criminales, tan bocazas que entre sus obscenas y realistas parrafadas esbozan más de una verdad. No cuesta mucho entender al íntegro Boyd Crowder del sensacional Walton Goggins, ni las aspiraciones familiares de la inolvidable Mags Bennett, interpretada por la extraordinaria Margo Martindale. Todos ellos son, en cierta manera, ladrones como nosotros, que además de homenajear al título de la imprescindible novela de Edward Anderson, representa la vitalidad del comportamiento humano, de cómo los extremos de la crueldad pueden cambiar a la gente. En este caso, a casi todos los mueve la fortaleza de sus familias, y no la codicia, que impera en cualquier política ajena a la de este sanguinario Harlan, que, para bien o para mal, ya es un aliciente. Y aunque su posición de villanos los delate, sus valores también, y no como las actuaciones de los capos de Detroit o Miami, que están guiadas por cualquier cosa menos por la violencia consentida.

Y además de Mags Bennett, un personaje impasible, que trasciende la fuerza del cariño materno hasta casi despedazarlo, cabe mencionar que la supuesta princesita de Harlan, Ava Crowder, ha conseguido darle a la mujer el lugar que se merece en una serie de este calibre. Faltaría más, puesto que la esencia del western clásico creó un prototipo de mujer luchadora y enérgica, capaz de valerse por sí misma y poseer una fuerza de voluntad mucho más imbatible que la de cualquier pistolero, y en Justified el respetuoso honor que se le hace a este canon es sobresaliente.

Es la naturaleza de la sociedad de Harlan, tan envolvente, que es imposible abandonarla, al menos, con vida. Y aunque el final de Raylan Givens sea incierto, si es abatido por proteger al pueblo, éste tendrá en cuenta que cuando la leyenda supera la verdad, el pueblo siempre recuerda la leyenda.

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