Mazazo Errejón sin aviso ni runrún
El BCE complica la tarea del Tesoro
Los bancos centrales han absorbido en los últimos años una parte considerable de los bonos emitidos para financiar los déficit públicos, en especial en la pandemia. Entre 2020 y 2022, el BCE (a través del Banco de España) compró casi el 80% de los cerca de 250.000 millones de euros en los que aumentó nuestra deuda pública, y a final del año pasado poseía unos 400.000m€ en bonos de Tesoro, casi el 30% del total.
La llamada Expansión Cuantitativa ha deprimido los tipos de interés y las primas de riesgo, abaratando notablemente el coste de deuda, hasta ahora. Porque el BCE ha decidido dejar de reinvertir gradualmente los cupones y vencimientos percibidos de esos bonos, por lo que los tesoros nacionales deberán financiarse íntegramente en los mercados, es decir, entre inversores sensibles a su rentabilidad y riesgo crediticio, y que cuentan con múltiples alternativas.
En el caso de España, el Tesoro prevé una emisión neta de letras, bonos y obligaciones de unos 55.000m€ este año, 10.000m€ menos que en 2023 al reducirse el déficit. Pero como la reabsorción de intereses y vencimientos del BCE será casi 20.000m€ inferior al año pasado, resulta que la oferta neta se incrementará notablemente. Como lo mismo sucede en todo el resto de países de la Eurozona, y también los bonos corporativos y los depósitos bancarios ofrecen mayores rendimientos, se avecina una fuerte competencia por captar el ahorro de los inversores privados.
En consecuencia, prevemos en los próximos meses una moderada presión al alza en la rentabilidad y en las primas de riesgo de la deuda pública, que podría devolver el bono español a 10 años al entorno del 3,5%.
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