Tribuna Económica
Carmen Pérez
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El Banco de España ha publicado esta semana el Informe trimestral sobre estabilidad financiera. En él analiza los tres riesgos más importantes a los que se enfrenta nuestra economía y señala los aspectos de la misma que nos hacen más vulnerables. La conclusión general que alcanza es que mejora la estabilidad financiera, aunque advierte que hay que ser cauteloso porque la elevada incertidumbre persiste.
Se muestra optimista en cuanto a los riesgos que nos acechan, porque de los tres que considera más importantes, estima que el riesgo geopolítico se mantiene y que descienden tanto el riesgo de inflación más elevada y persistente como el de contracción de la economía real. Sin embargo, esta positividad conviene matizarla.
La inflación general se ha contenido, es cierto, pero ha sido por el descenso de los precios de la energía en el segundo semestre de 2022; como todos sufrimos a diario, el componente subyacente permanece en niveles muy altos.
En cuanto al crecimiento para 2023, el alivio es que la desaceleración esperada parece que será menos intensa. Pero esto está por ver, porque las diferentes variables se retroalimentan unas a otras, para bien o para mal: un recrudecimiento de la guerra en Ucrania, la persistencia de la inflación y, no hay que olvidar, los efectos del endurecimiento de las condiciones de financiación incidirán en el crecimiento final alcanzado.
En cuanto a las vulnerabilidades, destaca cuatro. La primera, el alto nivel de endeudamiento público: aunque tanto el déficit como la deuda pública se redujeron en 2022, en los últimos meses se produjo una reversión parcial de la mejoría lograda en el déficit. Lo positivo es que los incrementos del coste de emisión tardan en trasladarse al tipo medio por la gestión de plazos más largos y los bajísimos tipos de interés de los años pasados. No es así para familias y empresas, que han visto crecer sus costes financieros de forma rápida, volviéndose más débiles financieramente y constituyendo así una vulnerabilidad importante para nuestra economía.
La tercera hace referencia a las debilidades en la capacidad de intermediación financiera. Aunque subraya la favorable situación financiera del sector bancario español, las tensiones desatadas en marzo de 2023, derivadas de las crisis puntuales en diferentes bancos, pueden volver, y dependerá también de la evolución de los riesgos macro-financieros señalados, incluidos los costes de financiación. Y, por último, como cuarta vulnerabilidad, advierte de los signos incipientes de desequilibrios inmobiliarios, sector que sigue mostrando señales de sobrevaloración.
El mensaje del Banco de España es similar al que ha trasmitido este lunes la presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante una conferencia en el Council on Foreign Relations: "Pese a que los riesgos se inclinan a la baja, estos siguen estando ahí". Pero ella va más allá, alertando que la "relativa" estabilidad disfrutada en el periodo tras la Guerra Fría "podría estar dando paso a uno de inestabilidad permanente": los riesgos geopolíticos "conducen inevitablemente" a un incremento de la inflación, a un descenso del dinamismo económico y a una contracción del comercio.
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