Francisco Andrés Gallardo

Sex...

Visto y Oído

11 de junio 2022 - 01:42

Sarah Jessica Parker se ha aferrado al universo de Carrie y ninguno de sus fieles espectadores sabría distinguir a la actriz del personaje. Durante los años posteriores a Sexo en Nueva York intérpretó distintas comedias románticas donde siempre parecía estar haciendo el mismo personaje. La fashion victim de corazón agitado la tiene abducida. Si ya la serie se la veía decaer en aquellos nostálgicos tiempos de poderío imperial (en España veíamos en abierto esta producción de HBO que zamarreaba a un público pacato estadounidense) las películas fueron un espanto del que se debió prescindir.

Los suficientes incondicionales hicieron convencer a los directivos de HBO Max para que se produjera una secuela, una revisita a las chicas de la Gran Manzana (qué tópico), desenvueltas en experiencia y con los años superados.

Parker se convertía en productora ejecutiva de esta prolongación, And just like that, por lo que tenía bajo su criterio lo que le sucedería a su personaje, viudedad lírica incluida. Sus compis Kristin Davis y Cynthia Nixon quedan relegadas a guiñoles que dan réplica, figurantes recurrentes. Era improbable que la británica Kim Catrall, que acabó hasta el muffin de esta saga, se animara al juego de Sarah. Ni aunque le elevaran la cuenta corriente. Samantha, que a fin de cuentas era el personaje con más destellos y aristas en la serie inicial, ni está ni se la espera en la Quinta Avenida.

En el regreso era un fantasma y en los nuevos capítulos, segunda temporada, que se están grabando tiene una participación a lo Paloma Cuesta en forma de interlocutora de Carrie a través del teléfono. La actriz británica estará en su piscina lamentando tal cúmulo patético y forzado para hacerla resucitar cuando a ella no le apetece lo más mínimo tomarse ni un rooibos rancio con su peor amiga ficticia. Ay, lo que tienen que hacer los guionistas para sustentar a las estrellas roza en casos como éste una lastimera compasión.

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