El parqué
Álvaro Romero
Ascensos moderados
Cuando las cuentas no salen, la tradición y la historia se van al garete. Esto es lo que seguramente habrán pensado los directivos de Trasmediterránea, o si lo prefieren, del grupo Armas Trasmediterránea cuando hace unos días anunciaron que a principios de 2025 abandonarán su actividad en el puerto de Málaga. Con la sensación de que esta decisión es una salida de puntillas por la puerta de atrás, lo que queda absolutamente claro es que la gestión que esta compañía ha efectuado en los últimos años en el puerto malagueño no ha sido la más adecuada.
Y si bien el motivo al que alude esta naviera para no continuar en Málaga hace referencia a la no concesión del contrato estatal de la ruta melillense, una subvención que habría que recordar que ya perdió en 2022, la verdadera causa de esta escapada no es otra que la incapacidad para competir contra Baleària, una compañía llegada a aguas malacitanas en diciembre de 2016 y que, desde entonces, día a día le ha ido comiendo en terreno la centenaria Trasmediterránea.
Con la posibilidad de haber despuntado muy significativamente frente a los erráticos inicios malacitanos de Baleària, Trasmediterránea que en 2018 era comprada por Armas mantuvo su habitualidad con la idea de que los que acababan de llegar en algún momento fracasarían. Frente a este continuado menosprecio, la hecatombe se hizo patente el 3 de abril de 2023, fecha en la que Baleària posicionaba en la ruta melillense al Rusadir, un ferry de nueva construcción que comenzó a competir contra el veterano Ciudad Autónoma Melilla de Trasmediterránea, un buque que por entonces ya sumaba 22 años de vida en la mar.
Y así, sin saber cómo reaccionar frente a esta circunstancia y sin ideas de cómo contraatacar, posibilidades tales como traer un barco más moderno, ofrecer horarios diferentes o navegar solo con carga no se contemplaron como una opción viable para mantener viva la línea. Escenificado el drama, la lenta agonía de la actividad malagueña de esta centenaria compañía es ya toda una realidad; una muy triste pérdida a la que sólo le queda una escena, la del día en el que el Melillero de Trasmediterránea realice su última salida desde el puerto de Málaga.
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