Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
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Mañana termina el año. Hora de recapitular. Y una buena forma de abordar lo más relevante que ha sucedido en 2022 es echando un vistazo a las portadas de la prestigiosa revista The Economist. Como no podía ser de otra forma, la guerra de Ucrania ha acaparado un gran número de ellas. Putin, Putin, Putin: tres portadas para él, con la denuncia de lo que ha dañado a su país con su estalinización. Y muchas más sobre el conflicto: el horror de la guerra, cómo Occidente debe ayudar a que Rusia fracase más rápido, cómo ganar una guerra larga y el debate sobre si están funcionando las sanciones; particularmente para Europa, el análisis de lo que se juega en esa guerra, y la necesidad imperiosa de mejorar su seguridad. De fondo, la inquietante cuestión de cuándo se detendrá Putin, el peligro de cómo paliará la debilidad de un ejército podrido, a tenor de sus murmuraciones sobre amenazas nucleares y sus promesas de prevalecer en Ucrania, cueste lo que cueste.
También han acaparado espacio sus consecuencias. La primera, el juego de poder que se ha desatado con una industria energética mundial en transformación. La seguridad energética ha venido para quedarse y The Economist suplica que los gobiernos no respondan con políticas ineptas para solucionar el problema arruinando el planeta. Portadas sobre cómo sobrellevará Europa el invierno y la resiliencia que tendrá que mostrar, puesta a prueba además con la crisis económica y la polarización entre EEUU y China.
La segunda gran consecuencia es el revulsivo que ha supuesto para superar la era de los tipos de interés negativos. Ya desde febrero flotaba la pregunta sobre hasta qué nivel subirían, a la vez que sugería que es poco probable que la época de tasas bajas llegue a un final permanente. La inflación descontrolada, el fracaso de la Fed y el resto de bancos centrales, y, consecuentemente, el miedo inicial, que aún sigue, sobre un posible colapso de los mercados financieros. Paralelamente, también ha merecido atención la caída del mundo crypto: ¿será su final?
Algunos países, aunque condicionados e impregnados por la guerra, han merecido foco propio. Seguimiento estrecho del turbulento año político de un Reino Unido estancado por más de 15 años: el declive de Johnson y la duda de que la radicalidad de Truss fuera la solución: "cómo no se debe dirigir un país". Respecto a China, la falta de soluciones para dominar el Covid y cómo se equivoca con Ucrania y con la economía: la obsesión del Partido Comunista por el control y cómo quiere hacer prevalecer la ideología con políticas inflexibles, provocando la desaceleración de su economía.
EEUU, cómo no, también ha acaparado portadas: el alarmante enamoramiento del Partido republicano por Trump y cómo los diferentes estados americanos, lejos de ser 50 laboratorios de democracia, están polarizados, librando una guerra cultural nacional: "los estados desunidos de América"; el momento de India, en la que su economía está siendo reconfigurada, abriendo inmensas oportunidades e inmensos peligros, y la pregunta sobre si Modi estará a la altura; la importancia de que ganara en Francia Macron, como ejemplo para el triunfo del centrismo; el interrogante sobre si Europa debería preocuparse por la victoria en Italia de Meloni; el despertar de Alemania ante la inseguridad y la crisis energética; e Irán, sobre si el levantamiento de las mujeres podría ser el principio del fin de su teocracia. Además, tres temas transversales han sido destacados, señalando las tendencias que dominarán los próximos años: el cambio climático, la salud y la tecnología, y el estado "mandón". Por último, como síntesis de todo lo que está sucediendo, la reflexión general sobre ¿qué sigue?, argumentando sobre reinventar la globalización y el surgimiento de un nuevo orden internacional.
Este repaso de lo que ha dado de sí el año puede inducirnos a pensar que nos ha tocado vivir en tiempos turbulentos, poco favorables para llevar una vida sencilla y buena. Pero siempre ha sido así, e incluso peor. Me viene a la memoria una frase que Jorge Luis Borges hace al principio de uno de sus cuentos, sobre cierto antepasado suyo: "Le tocaron, como a todos los hombres, malos tiempos en que vivir". ¡Feliz 2023!
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