José Martínez Olmos

La IA y la humanización

Salud sin fronteras

22 de diciembre 2024 - 03:09

La irrupción imparable de la Inteligencia Artificial (IA) en el ámbito de la salud, está produciendo avances de enorme interés en lo que se refiere a la mejora de la capacidad diagnóstica, terapéutica y también en la mejor precisión pronostica en diversas patologías.

Cabe esperar que en los próximos años la utilización de la IA en salud sea algo cotidiano y que de ello se derive más calidad asistencial y una enorme ayuda al desarrollo de políticas de promoción de la salud y de otras acciones preventivas. Quizá no sea aventurado pronosticar que todo ello tenga un impacto enormemente positivo en la mejora de la esperanza de vida e, incluso, en la calidad de vida de millones de personas en el mundo.

En base a ello, los sistemas de salud puede que pronto se parezcan poco a los sistemas que hemos conocido en los últimos 100 años y que el papel de la persona (me refiero a los profesionales) va a ser muy diferente al papel ejercido y desarrollado de manera tradicional. En lo que se refiere a los profesionales médicos, la relación médico-paciente será de una naturaleza muy diferente.

Este panorama genera debates e incertidumbre en relación a los potenciales efectos negativos de la IA en la humanización de los servicios sanitarios y en la relación médico-paciente. En mi caso, me muestro partidario de apostar por la IA siguiendo (eso si) todos los procedimientos de control de calidad y efectividad científica que aseguren que su uso mejora la calidad de la asistencia sanitaria y la efectividad de las políticas preventivas y de salud pública. Es evidente que en todos esos campos hay enormes espacios de mejora y la IA tiene una gran potencialidad para hacer las cosas mejor.

La humanización de la atención sanitaria es algo que, salvo excepciones, cada vez más brilla por su ausencia. Muchos factores influyen en una situación en la que suele ser frecuente que los aspectos humanos, las preocupaciones de los pacientes o sus determinantes sociales, económicos o laborales no formen parte de la relación entre profesionales y pacientes.

La IA puede aportar más garantías de que ese tipo de circunstancias se tengan siempre en cuenta en los procesos asistenciales y que su consideración contribuya a una mayor calidad y efectividad de las intervenciones del sistema sanitario en los problemas de salud de los pacientes y de la comunidad. Esta puede y debe ser una contribución de la IA que si se produce (y yo estoy convencido que será así), resultará una aportación de gran relevancia.

La humanización de la asistencia es algo que compete en teoría a los profesionales pero hay que trabajar para conseguir que los elementos que caracterizan a la humanización estén incorporados en los algoritmos de la IA. Puede ser una forma de solucionar los problemas y las carencias en materia de humanización que se perciben en las consultas con demasiada frecuencia.

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