El parqué
Álvaro Romero
Ascensos moderados
Tribuna Económica
El miércoles, Pedro Sánchez hizo cortar la emisión del serial La Moderna en La1 de TVE –¿de verdad que era pertinente esto?– para comunicar el nombramiento como gobernador del Banco de España (BdE) al hasta entonces ministro José Luis Escrivá. Las credenciales del señor Escrivá para ese puesto son inmejorables. Y, a pesar del conflicto abierto con el PP por este nombramiento, no tiene por qué suponerse que Escrivá no vaya a tener un comportamiento independiente desempeñando su cargo. En todo caso, el BdE tampoco es lo que era.
Escrivá ha sido economista jefe de los centros de Estudios del BdE y del BBVA, tuvo “un papel clave en el desarrollo del euro” como jefe de Política Monetaria de Banco Central Europeo, fue director para América del Banco Internacional de Pagos de Basilea, fue el primer presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) y ha sido ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y ministro de Transformación Digital y Función Pública. Con ese currículum, hay que darle la razón al ministro Carlos Cuerpo, encargado de la elección, cuando define a Escrivá como un candidato excelente.
Para la imagen y el bien de España, lo ideal hubiera sido que este puesto de claro perfil técnico hubiera sido elegido por consenso. Pero, por ese tedioso poco inteligente e indiscriminado enfrentamiento entre PP y PSOE, se ha abierto un conflicto por la posible falta de independencia de Escrivá al haber formado parte de los últimos gobiernos socialistas. No parece que vaya a ser así: es un cargo para seis años, en los que puede incluso producirse un cambio de gobierno; su cargo como presidente de la AIReF le vino de mano del PP; no tiene carné del PSOE, y la incorporación a sus cargos ministeriales ha sido como “independiente”; y lo más importante, la independencia del BdE está garantizada por la Ley de Autonomía.
Además, las grandes decisiones que se toman en el banco central están desconectadas del ámbito nacional, tomándose a nivel europeo. Desde que entramos en el euro, el BdE no es que sea una simple sucursal del BCE, pero casi. Las decisiones de política monetaria, la tarea más relevante y condicionante de la economía, ahora se toman en Fráncfort con el concurso de todos los gobernadores nacionales. De hecho, Escrivá asistirá ya a la próxima reunión del Consejo de Gobierno del BCE el próximo 12 de septiembre.
La otra gran competencia del BdE, la supervisión bancaria, también está completamente descafeinada, porque a raíz de la crisis financiera se decidió que esa tarea se acometiera para los grandes bancos a nivel europeo, en el Mecanismo Único de Supervisión. Las entidades financieras que se supervisan directamente por los bancos centrales nacionales son de menor importancia y suponen un escaso porcentaje del sistema bancario.
Del mismo modo, en otras parcelas, como los mecanismos de pagos o la emisión de billetes la coordinación europea es total. La posible connivencia gobierno-banco central está dinamitada. Donde podría tener algo de margen para adorar al PSOE es a la hora de la presentación de informes y estudios. Cuidado, Escrivá, al segundo que esté sesgado, pondremos tus palabras junto a las que provienen del CIS: en la basura.
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