
El balcón
Ignacio Martínez
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La ciudad y los días
Hoy hace 550 años que nació Miguel Ángel Buonarroti. Florencia lo celebra con el proyecto El eterno contemporáneo: Miguel Ángel: 1475-2015 que se desarrollará desde hoy hasta el 15 de diciembre. Y el mundo entero debe celebrar al hombre que pintó el Tondo Doni o la bóveda y el Juicio Final de la Sixtina, esculpió la Piedad, el David, el Moisés, los esclavos, la tumba de Lorenzo de Medici o las piedades Florentina y Palestrina, a la vez que diseñó la romana Plaza del Capitolio, construyó la Sacristía Nueva de San Lorenzo, la Biblioteca Laurentina o gran parte de la Basílica de San Pedro y su grandiosa cúpula. A lo que se han de sumar sus poesías. Todo lo cual, junto, desborda la capacidad de lo humano. Hay iguales o mejores pintores, iguales o mejores escultores e iguales o mejores arquitectos. Pero ninguno que haya sido a la vez tan gran pintor, tan gran escultor y tan gran arquitecto, capaz de dejar en cada arte un símbolo –o varios– que lo representa por entero –la Piedad o el David como símbolos de la escultura, la Sixtina de la pintura o la cúpula de San Pedro de la arquitectura– y que fuera capaz de convertir su obra en un adjetivo superlativo para alabar la excelencia de otras, desde las pinturas de las cuevas de Lascaux o Altamira llamadas las “sixtinas del paleolítico” a la sala de los grandes óleos de los nenúfares de Monet dispuestos de forma elíptica en una vista de 360 grados en una sala el Museo de La Orangerie a la que llaman la Capilla Sixtina del impresionismo o del arte moderno.
Solo con Bach, Shakespeare y Cervantes me abruma esta sensación de un talento que excede el límite de lo humanamente posible. El primero solo compuso y los otros dos solo escribieron. Viendo la obra de Miguel Ángel es inevitable preguntarse cómo es posible que un ser humano haya sido capaz de crear algo que parece sobrepasar las humanas capacidades, como cuando se oye la Pasión según san Mateo o las variaciones Goldberg, se ven representadas Hamlet, Macbeth o Enrique V o se lee el Quijote. Pero, en el caso de Miguel Ángel, esto se siente contemplando pinturas, esculturas y arquitecturas.
Si ha existido un creador que represente al artista total, no solo del Renacimiento sino de todos los tiempos, es él. Hoy hace 550 años que nació este hombre que, excediendo los límites de lo humano, nos hizo más conscientes de su grandeza y tragedia.
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