El mundo de ayer
Rafael Castaño
Tener un alma
L A única certeza que ofrecían este mes las pantallas de televisión era que distaban 200 años para la llegada del invierno. Tiempo más que suficiente para afrontar cualquier riesgo. Pero los políticos han arruinado los intentos de HBO para que la humanidad se distancie dos siglos al ver la serie de La Casa del Dragón y no la compare desde el primer capítulo con la de Juego de Tronos. Sin guardar un mínimo respeto al estreno de la multinacional no han dudado estos días en anunciarnos el Apocalipsis. En ese ánimo por empatizar con el público al mostrarles una realidad, que por cierto son incapaces de cambiar. Ya ni se respeta que agosto es el mes vacacional por excelencia con derecho a desconexión.
En tiempos de tribulaciones o de desolación -para que ningún purista se ofenda- no hacer mudanza, se le atribuye a san Ignacio la sentencia. En plena tormenta no cambies de capitán, ha debido concluir el presidente francés, Emmanuel Macrón, que cual Próspero shakespeariano acaba de escenificar la tempestad en la primera reunión de su Gabinete en el nuevo curso para que nadie cuestione su rumbo. El mundo se enfrenta al fin de su era de la abundancia, ha proclamado. El riesgo de que la democracia tal como la conocemos salga muy castigada y de que incluso retrocedan los Derechos Humanos acaba de profetizar.
En definitiva, el invierno ha llegado, aunque antes debamos consumir otra estación y "será duro y cruel", en palabras de la ministra de Defensa española, Margarita Robles, que también se ha sumado a lo corriente. Ya sólo falta que Sánchez resucite a Churchill y que consiga sentar a Bildu y Vox en un Gobierno de concentración. Lejos de esta película de terror, pretendía esta semana hablar de la moda de los taxistas de pedirle a los clientes que diseñen el trayecto de sus viajes. Así ya no se necesita el GPS. De cómo es posible que un chiringuito de la localidad malagueña de Rincón de la Victoria exija los encargos de las paellas con dos días de anticipación. O que ya nos hayamos acostumbrado a los turnos en los restaurantes y sólo nos respeten el derecho a sobremesa si reservamos a partir de las 15:30, la nueva sesión de gastronomía golfa.
Incluso el Congreso tampoco daba señales de esta proximidad al fin de los tiempos. Sí, se ha debatido el ahorro energético. Pero en los escaños, la derecha sólo se distinguía de la izquierda porque la primera exhibía corbatas y la segunda se había desanudado la prenda del cuello, como había ordenado el influencer de Moncloa. Las mujeres, más inteligentes, optaron sin distinción de partido por el abanico.
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