La Rayuela
Lola Quero
El rey de las cloacas
Gafas de cerca
La desmemoria se agita en un cóctel con ingredientes como la personalidad de un individuo, su edad, los golpes que ha encajado mejor o peor a lo largo de su vida, su nivel de estrés, la cantidad de asuntos en los que esa persona se haya ido implicando por vicio o arrastrado por las circunstancias. Estamos expuestos a una fenomenal cantidad de datos e informaciones. ¿Cómo va a lidiar uno con una hidra de tantas cabezas sin dejarse algo importante atrás? Es poco factible manejar con orden y criterio el aluvión. El imperio de internet contiene un esquema del tipo "más es menos": cuanto más volumen de información diversa nos llega, más superficial es nuestro conocimiento, por fragmentado e inasible: tengo para mí que el origen de todos los prodigios y los males fue el poder tener abiertas múltiples ventanas (Windows, en inglés) que nos creó un señor cuyo apellido, sin embargo, significa verjas (Gates, en inglés): algo que se cierra; será por eso que en los hogares de la élite de Silicon Valley se prohíben los móviles al servicio, y sus selectos infantes no acceden a internet hasta mucho más tarde que los nuestros. Pero no nos hagamos mala sangre con este hecho -que huele a queo planetario-, y a lo dicho: quien mucho abarca, poco aprieta.
Ya puestos a refrán, la desmemoria es uno de los bueyes con los que aramos a diario, a pesar de que siempre hay un asunto que prepondera, y normalmente es de los que agachan el ánimo: epidemia, volcán, guerra, anuncio de crisis mortífera a principios de este año, inflación, sequía histórica... La victoriosa capacidad del animal humano para adaptarse a las circunstancias cursa con el sucesivo olvido de lo urgente y grave; un nubarrón apocalíptico sucede a otro. Pasado el primer trimestre de 2023, cabe recordar cómo dimos por hecho que la catástrofe económica vendría cual plaga veterotestamentaria en enero, y de tal idea se enamoró medio país (el que está en la oposición política, sobre todo). Y miren ahora. Las previsiones para España son de las mejores de la UE. La Comisión Europea vigila más a Italia que a España, a cuyo Gobierno ha dado el plácet para la reforma de las pensiones. La inflación parece reducirse a buen ritmo (ojo con la sequía y sus efectos agroalimentarios y en el súper). La inmigración de Marruecos está bajo mínimos tras un raro pacto exprés bilateral. Los fondos de recuperación Covid llegan sin pausa. "Fuese [enero, febrero, marzo y casi abril]: y no hubo nada", reza el estrambote del soneto de Cervantes al túmulo de Felipe II. A otra cosa, mariposa: olvida, por tu bien.
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