Bellas Artes

LAS Bellas Artes son aquellas que tienen por finalidad expresar la belleza y yo me pregunto que hizo bello ayer el torero Francisco Rivera Ordóñez, el último diestro en conseguir la preciado Medalla de la Bellas Artes al toreo. Usar el pico de la muleta puede ser un arte, pero no expresa belleza. Tampoco torear al hilo del pitón, sin cruzarse con el toro, o perder pasos en cada lance. "Señor, ¿qué pide usted que termine el festejo?", cuestionaba un aficionado ayer en un tendido cualquiera a un caballero que pedía con decisión "orejas" para Rivera Ordóñez. "Esto es para que venga el de la cerveza, he traído el pañuelo y tendré que sacarlo", espetó el segundo, que confesó no tener "ni idea" de toros. Pero este es el público tipo que llena las plazas para ver al torero de dinastía recientemente galardonado. También prensa rosa, claro. Pero pocos buenos aficionados. Paco Camino y José Tomás devolvieron conjuntamente sus Medallas al Ministerio de Cultura cuando se hizo pública la noticia y Morante de la Puebla la tachó de "vergüenza". Lo de ayer también lo fue. Esta condecoración nació en 1996 con Antonio Ordóñez y siguió con Curro Romero y El Viti, Pepe Luis Vázquez y Miguel Báez El Litri, Álvaro Domecq, Antoñete, Rafael de Paula, Manolo Vázquez, Ángel Luis Bienvenida y Espartaco, Paco Camino, Manzanares (padre), Ponce y José Tomás. Yo estoy con Camino y Tomás, que por cierto hoy realizará el paseíllo en La Malagueta. El de Galapagar ya no tiene medalla, veamos si hoy expresa belleza con su Tauromaquia, o no. Lo que seguro que expresará será su verdad. Pisará los terrenos destinados a los más grandes del toreo y si sus toros embisten, créanme, se escribirá otra página de oro en la historia de las Bellas Artes. Lo de ayer ni fue de oro, ni fue una bella arte.