¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
¿Dónde está la ultraderecha?
El duende del Realejo
Diez violadores de mujeres, condenados por los tribunales de justicia de Granada, han visto en las últimas semanas reducidas, muy sensiblemente, las penas a las que fueron sentenciados tras los procedimientos judiciales a que fueron sometidos y en los que quedaron demostrados sus respectivos crímenes. Estos diez casos vienen a unirse a los del resto del país, alcanzando ya más de trescientos en total que han sido beneficiados por la aplicación de la llamada ley del 'Sólo sí es sí' que, además de esas notables reducciones de las penas aplicables, han significado la recuperación de la plena libertad para cerca de la treintena de esta clase de criminales. Este es el efecto real y absolutamente legal tras la aplicación de esa ley estúpida, inconsecuente y detestada, desde luego, por todas, absolutamente todas las ahora casi desamparadas víctimas de estos malhechores, que en la cruda realidad están viendo cómo sus respectivos agresores se benefician de estas reducciones de condena y algunos hasta recuperan la libertad, por obra y gracia de la cerrilidad y analfabetismo jurídico de los ministros de Podemos y la anuencia de los demás, clara y repetitivamente advertidos, antes de la promulgación de la mencionada ley, por el propio Consejo General del Poder Judicial y otras instituciones del Estado, de todo cuanto está sucediendo y lo que queda por suceder.
En su profundo analfabetismo jurídico, los inspiradores de esta nefasta y lamentable ley, se rasgan las vestiduras mientras echan las culpas, con el cinismo del ignorante -o peor, con el cinismo consciente- a quienes tienen por oficio administrar justicia en aplicación estricta de las leyes, las normas que emanan del Poder Legislativo, últimamente, por cierto, tan mediatizado por el interés no de la ciudadanía; según debiera de ser; sino de este (des)Gobierno que, presidido por Pedro Sánchez tanto déficit democrático está produciendo y en un tiempo récord, con el vergonzoso silencio borreguil de gran parte de la militancia de la izquierda verdadera de este país, otrora mucho más capaz de movilización por alcanzar, primero y luego por defender las libertades logradas en una sociedad que, cada vez, se aprecia, para tristeza e indignidad, más alejada de los caminos de la democracia y del Estado de Derecho, al que, por cierto y justo sea señalarlo, también, no se conculca desde el Ejecutivo, pero sí se amordaza, se modifica en beneficio de los infractores o peligrosamente hasta se suprime en partes esenciales, sin el menor pudor.
Mal han ido, históricamente, las sociedades en las que se han quebrado los resortes que garantizan el cumplimiento de las leyes. Y muy mal las que han propiciado el descrédito y el desprecio de las Instituciones.
A resultas de la ley del 'Sólo sí es sí', habría que meditar aquello que dijo Nicolás Maquiavelo: "Las acciones de los príncipes, donde no hay tribunal al que apelar, se juzga según el resultado". Yo pienso igual ¿O no?
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