Salvador Merino
Vaya tropa
El tiempo meteorológico nos ha aguado las pascuas y cosechas. Hoy lluevo una hora menos de sueños por cumplir. Presagio de abril cabezón como carnero de zodíaco. Lo de la hora para adelante, y otra vez, la aguja para atrás es un engorro. Lo denomino cambio de horrorario. Con los artefactos digitales, no hay pega, se conectan a internet, se actualizan y te espían por arte de bit. En la madriguera hay un cronómetro alicatado con manecilla en pared. Persiste en la cocina. Tiende a atrancarse compinchado con la hoja del calendario cajarural, que sigue embobada con el paisaje del febrero bisiesto. Entre fogones todo se receta a insondable cronómetro de avemaría, ojo de buen cubero y olfato sabuesón. En teoría la yenka del horrorario de invierno o de verano debería estar resuelta por estos pagos europeos. Las cosas de Von der palacio van rupestres, mientras, se sigue aplicando este Vaivenlayen que debería expirar en 2026. Mañanitas de abril tan dulces de dormir con 60 minutejos, y una oreja menos en la almohada. El colmo de este desfase ennortado es que los telecurritos lleguen tarde a fichar. Es el sueño de los injustos. Argumentos contra el cambio horrorario son los accidentes de tráfico y parraques de salud sobrevenidos al ajuste de los ritmos circadianos. Por si teníamos poco con la astenia primaveral. En Cenacheriland, la primera en la defensa de la libertad de turismo, nos conviene el horrorario de verano para ordeñar a más guris, ahorrar energía y hacer más vida social. Que no pare el terraceo. En la España Peninsular y Baleares por ubicación geográfica nos corresponde el meridiano de Greenwich UTC+0 (Hora del Meridiano de Greenwich, GMT). Le refresco el cuento: a partir de los años 40 por sintonía política nos alistamos a los husos de las potencias del Eje, Alemania e Italia (UTC+1). Y así nos hemos quedado con la muletilla de la hora mermada en Canarias. Los gallos no llevan reloj, cantan a la salida del sol que va a su flamígera bola. La agricultura y la ganadería se basan en los ciclos naturales de luz y prisas con obscuro futuro. Ya lo advertía Julio Cortazar en Instrucciones para dar cuerda al reloj: “Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj”.
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