Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Los grandes estrategas
Todo es relativo
UN zoológico chino disfrazaba a perros como leones y a ratas como si fueran reptiles exóticos. Una de sus principales atracciones eran unos supuestos leones africanos que no eran más que mastines. Cobraban 2 euros por entrada y, pese a que el precio era asequible, a los visitantes no les ha hecho gracia ver cómo los leones ladraban, creando desconcierto tanto en los adultos como en los niños.
Me alegro de que esta noticia haya surgido en China para que todos veamos que la cutrez y el engaño no es solo patrimonio español, sino que es una plaga repartida por los cinco continentes. De hecho, solo hay que ver la calidad y las tarifas de los hoteles en las principales ciudades europeas y cuál es la existente en España para sacar pecho sin el menor rubor.
No puedo quitarme de la cabeza qué harían los empleados de ese zoológico para intentar que los clientes picaran. Debió de ser surrealista. ¿Le pondrían melenas grandes? ¿Les enseñarían a rugir en cursos rápidos de dicción animal, por lo que se ve, sin éxito? ¿Qué se hace con una rata para que parezca una iguana? Hay que reconocer que el propietario del recinto, además de ser un sinvergüenza, tiene arte. Me ha recordado aquella mítica película, Criaturas feroces, cuya visión debe ser obligatoria para todo aquel que no haya perdido el sentido del humor con tanto chorizo, violador, asesino y lo peor de cada casa que aparece a diario en los informativos.
También sería un inicio de novela más que prometedor para el recientemente fallecido Tom Sharpe, aunque a lo mejor el gran Eduardo Mendoza podría recoger el guante y escribir un libro tipo Sin noticias del león o El último trayecto del perro.
La capacidad de sorpresa es cada vez menor en una ciudadanía aletargada y exhausta que es capaz de almorzar sin mayor problema a la vez que escucha que han violado y asesinado a cualquier niña en India o que han fallecido 2.000 personas en un terremoto en Nicaragua. Sin embargo, historias como la del zoo son la comidilla de cualquier reunión. Es lo que tiene el ser humano, que puede ser frío ante grandes desgracias y exaltarse por un partido de fútbol. En cualquier caso, que me reserven una entrada para ese zoológico porque debe ser un espectáculo.
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