La Rayuela
Lola Quero
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El anuncio realizado por el ministro para la Transformación Digital y de la Administración Pública, Jose Luis Escrivá, sobre la elección de Málaga para la implantación del instituto IMEC, es uno de los hitos más importantes en la reciente historia tecnológica de nuestra ciudad. Para la mayor parte de los ciudadanos es difícil de medir la repercusión que esto pudiera tener pero, si observamos como ha cambiado la fisonomía y la economía en su ubicación actual de Lovaina (Bélgica), entendemos la magnitud de este acontecimiento. Y esto no ha hecho más que empezar.
El nacimiento de la Fundación Instituto Ricardo Valle, a partir de la confluencia de empresas, institutos de investigación y administraciones, ha seguido la senda que ya recorrieron organizaciones tan prestigiosas como la Sociedad Fraunhofer alemana. Dicha sociedad la componen más de 70 centros de investigación diferentes repartidos por toda Alemania con más de 26.000 empleados creados. Curiosamente las perspectivas de nuestra Fundación de origen malagueño se asemejan bastante a las de su homónima germánica. El crecimiento permanente de sus actividades y la capacidad de buscar tanto los yacimientos de empleo tecnológico como las fuentes de innovación y conocimiento, la posicionan como una organización de amplio y largo recorrido.
Con estos mimbres, la llegada de talento e inversiones era de esperar, y en ese punto ha surgido el IMEC. Contar con un laboratorio de diseño de nanochips, gestionado por 450 investigadores y más de 30.000 m2 de instalaciones, genera un entorno industrial de desarrollo y fabricación de componentes tecnológicos de una importancia geopolítica estratégica. El desarrollo de primer nivel del “internet de las cosas” y la aplicación masiva de la inteligencia artificial se articulan alrededor de unos pocos centros de investigación en el mundo. Y Málaga ha decidido contar con uno de ellos, es más, ha decidido optar por el mejor, como bien indica uno de sus principales impulsores, el ingeniero Ezequiel Navarro.
Ahora las piezas deben ir encajando adecuadamente. La Universidad de Málaga ha aprobado ya la propuesta de incremento de plazas en Ingeniería Informática, realizada por su director Manuel Enciso, dada la alta demanda de empleo en este campo. Y la decisión llega en el momento adecuado porque, como ya decía Benjamín Franklin: “Invertir en conocimientos produce siempre los mejores beneficios”.
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