La España tribal

El Zoco

11 de junio 2024 - 00:00

En España nunca pasa nada porque no somos una nación, ni un país, ni un Estado. En España somos un montón de tribus mal avenidas. Somos tribus afectas a cada territorio. Somos tribus en cuanto a pertenencia con carnet o ideológicamente a partidos, mal llamados políticos, dirigidos por un gurú o líder de turno. Somos tribus hasta cuando nos sentimos aficionados a un club de futbol. No deseamos que gane nuestra tribu para disfrutar ¡qué va! Disfrutamos mucho más cuando pierde el equipo de la otra tribu. Cuando hay elecciones, no deseamos que gane el partido político al que votamos que, como tribales que somos, siempre votamos al mismo, haga lo que haga, nos mientan o sean unos sinvergüenzas, lo que queremos es que pierda el contrario, a ser posible que pierda tanto como para desaparecer. La tribu que gobierna no quiere a la tribu que está en la oposición, intenta por todos los medios destruirla. Así son nuestras diversas tribus de demócratas. Por eso en España, cuando habla el pueblo en las urnas, da igual lo que diga, porque cada tribu, sus gurús, interpretan lo que les viene en gana para lograr sus objetivos (que siempre es estar en el gobierno), ya que saben que su tribu lo que desea es que nunca gane la tribu contraria.

En los estados democráticos no existen tribus, existen ciudadanos, y éstos le piden cuenta a los políticos que gobiernan, porque los ciudadanos votan con la cabeza, los miembros de una tribu con el corazón. Debido a ese profundo sentimiento tribal que poseemos los españoles, nunca vemos a los otros como adversarios políticos, ni contraponemos ideas y soluciones a los problemas, los vemos como enemigos a los que hay que destruir. El sentimiento generalizado es, por parte de las tribus de izquierdas, la derechafobia y, a sensu contrario, la izquierdafobia. En consecuencia, cuando el pueblo habla en Francia, Italia, Alemania o Bélgica, por poner algunos ejemplos, pasan cosas. Sus líderes políticos, que lo son porque ejercen la política con honestidad, con ética y con moral, interpretan el mensaje que les envía el pueblo a través de las urnas, les sea o no favorable, y actúan en consecuencia. Por eso, tras los resultados de las elecciones europeas en dichos países, el presidente Macron ha convocado elecciones para este mes, no se ha dado a sí mismo ni un día de tregua. Alexander De Croo, primer ministro de Bélgica, ha dimitido nada más conocer los resultados de su partido. En Italia, la señora Meloni, encuadrada en la extrema derecha, se dispone a tender puentes para solucionar los problemas por los que atraviesa Europa y en Alemania, donde la derecha ha ganado y la ultraderecha ha superado a socialistas y a los verdes, ya se preparan para acercarse al centro, como siempre han hecho. Pero en España…, en España todas las tribus han ganado. La señora Yolanda Díaz, que elección a elección, se ha ido cargando a Podemos, a Izquierda Unida y a todo el que se le arrima, lejos de irse a su casa, sigue abanderando la salvación de la patria. Y el señor Sánchez, ante los graves problemas que tiene Europa, guerra incluida, nos hace una campaña epistolar utilizando y exponiendo a su mujer para despertar compasión a fin de incrementar sus votos tribales. ¿Qué no hará este hombre por el sillón de la Moncloa? Me pregunto ¿quién le habrá escrito la carta, un “negro”, como la tesis doctoral?

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