Pablo Bujalance

Fray Leopoldo nos asista

Calle larios

09 de enero 2010 - 01:00

ASEGURA Marín Lara que no le importa que le consideren un tránsfuga, sino la situación de Ronda, ciudad de la que es alcalde. Bueno, es lo menos que se esperaría de un político. Si dijera que la situación de Ronda le importa un pimiento, no habría motivo alguno para la discusión: cabría tacharlo de canalla y se acabó. Pero no es el caso. El regidor invoca el nombre de su pueblo como motivo primero de sus actos, en plan auto de fe, seguro de que así la Historia le dará la razón. Y ante semejante arrebato sentimental, poco se puede hacer más que darle la razón. Cuando José Montilla convoca una respuesta "política y cívica" en el que caso de que el Estatut salga recortado del Tribunal Constitucional, está actuando por el bien de Cataluña. Quién sabe si a él, particularmente, y en el fondo, el Estatut también le importará un pimiento. Cuando Teresa Porras elige a dedo y a su gusto el mobiliario urbano y artístico de Málaga, lo está haciendo por el bien de la ciudad. No hay provecho propio ni móvil egoísta en estos actos. Lo mismo ocurre con Marín Lara. Nadie debe dudar de la buena fe de estos políticos, pero el problema es otro: el sistema democrático funciona de una manera concreta, bien definida, y ni apelar a la dignidad de los ciudadanos ni demostrar que se está más preocupado que nadie por su pueblo compensan el desconocimiento al respecto.

Ronda no necesita que al alcalde le importe su situación, sino que haga bien su trabajo. Para pedir protección ya tiene a Fray Leopoldo, que además nació cerquita. Y si Marín Lara puede hacer su trabajo es porque los ciudadanos así lo decidieron en unas elecciones en las que votaron al amparo de ciertas siglas. Por mucho que vaya losa por losa para comprobar que las aceras de Ronda están enteras, el edil debe saber que un tránsfuga queda éticamente deslegitimado para esa función. Así que debería preocuparse. La traición al votante no la consiente ni el de Alpandeire.

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