Ignacio Del Valle

Gerontovisión para 2024

04 de enero 2024 - 00:45

Tendencias y y predicciones para un 2024 de agenda de papel nueva. El año comienza regalón con buenos datos de empleo y esas mañanas soleadas a cuerpo gentil. Si es que hasta da gusto ver la decoración navimañanera con sus destellos metálicos de sol. Llegan las agorerías climáticas, la escasez de agua y asuntos muy geoestratégicos. Le resumo: pase lo que suceda el año en curso lo va a pagar usted. De momento me quedo con asuntos más triviales.

En 2024 se va a llevar el color melocotón. Albaricoque mental con poco almíbar. Ya dsiponemos de un surtido de terremotos, volcanes, guerras y males de muchos a toda pantalla. Nos aguardan grandes meneos en tecnología, salud, política y economía, pero vamos a lo práctico: la nueva moda de andar en bata consistirá en vestirse de abuelo. Cuando se ha popularizado el chalequito de Bibendum, el muñeco de Michelín, vuelven los cardigans, las chaquetas de punto, los pantalones de pana y mucha gafa de pasta gansa. Ir abuelé es fashionista, todo un alivio en la madriguera del neotieso. Ya va tarde para rescatar del trastero sus reliquias vintage ¡Viva la boina con rabillo del ojo!

La gerontovisión se impone en el país de los pensionistas. Jubilados con más vida y ganas de vivir por delante que lo votado por detrás. Palabra de INE, Instituto Nacional de Estadística, entre 2000 y 2020 la esperanza de de vida de los machirulos ha pasado de 75,9 a 79,6 años y la de las mujeres empoderadas de 82,7 a 85,1 años. En concreto “el horizonte de años de vida a los 65 años de los hombres y de las mujeres es de 1,7 años; y a los 85 años de 0,5 años para los hombres y de 0,7 años para las mujeres”. Con tanta paga a cuentas parece que nos van a ingresar en la cartilla de ahorros Tivolinos y Corti Coles en vez de euros o bitcoins. Pero no quiero desanimarle querido lector. Nos quedan muchas cosas por disfrutar en la muy pastillera Cencaheriland de las mil boticas y colas hospitalarias. La prospectiva indica que vamos a vivir más tiempo, pero no sabemos de qué manera, dónde o con qué compañía de telefonía tacataca. Es el momento de escribir una buena carta a los reyes magos que a lo mejor hasta le hacen caso. Cosas más extrañas veremos.

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