Quizás
Mikel Lejarza
Toulouse
Por montera
La inteligencia artificial está creada por inteligencia real. Quiero decir, que la IA se ha diseñado y se seguirá creando a pesar de, o gracias a la mente humana, lo que nos lleva a concluir que no viene caída desde un platillo volante. El hombre es quien inventa las App en una era digital sin retorno y muy descontrolada. Es la era en la que se abrió un mundo infinito de posibilidades para ganar dinero y facilitar servicios. Son cientos los programas informáticos que cada día nos proponen desde nuestros teléfonos móviles, completos ordenadores, ofertas útiles unas y otras tan vacías como peligrosas como el caso que nos ocupa que es la que está creando la generación de los pornonativos. La cuestión es que para unas App se nos pide todo tipo de identificación para realizar la facturación y para otras no se filtra la identidad del consumidor con ningún dato ni límite de edad. La última aplicación más sonora que puede marcar un antes y un después en la legislación (ojalá) ha sido la que usaron varios niños (siempre son niños varones) de Almendralejo para desnudar a otro grupo de niñas cogiendo una fotografía original de la cría y aplicarle el ClothOff, para pegarles el cuerpo desnudo de otra jovencita. O el de Huelva, donde un menor de 16 años desnudó digitalmente a veinte alumnas de su instituto. El resultado ya lo conocen: niñas con identidad propia y vecinas de un pueblo mediano donde casi todo el mundo se conoce y reconoce, y sus fotografías rulando por cientos de teléfonos móviles donde otros sujetos se parten de risa y tienen comportamientos machistas frente a los falsos desnudos. El daño está hecho y la IA sigue su camino paralelo a las leyes terrestres a las que se les escapa legislar para detener tan graves delitos. Desde 2018 en la UE está tratando de completar una ley que controle el mundo digital y se castigue tal y como se penaliza a los delincuentes terrestres. La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) retira de manera urgente los contenidos sexuales o violentos publicados en internet sin el consentimiento de quienes aparecen en ellos. Pero ni familiares ni el sistema educativo pueden dar la espalda a una realidad urgente ya que nunca se sabe si tu propio hijo es víctima o agresor por la carente educación sobre estas tecnologías. El profesorado no puede limitar la era digital a las pantallas interactivas de las aulas. La formación tecnológica es una necesidad desde Primaria, así como la aplicación de las leyes para sancionar a las mentes humanas creadoras de la IA que siguen generando aplicaciones perversas sin temor a ser penalizado por ellas.
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