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El manifiesto de la expresidenta andaluza Susana Diaz para expulsar del PSOE a los miembros que utilicen la prostitución va calando en el partido. Después del Tito Berni y del caso Koldo, el hartazgo ante tanta humillación se va dejando entrever. Por ello es lógico que las voces internas discordantes surjan y se alcen para frenar esa frivolidad con la que algunos olvidan los principios de ejemplaridad que todo responsable político debe asumir. Pero no olvidemos que vivimos tiempos donde se están amnistiando delitos muy graves y, sin embargo, el silencio ante ellos es la tónica general ¿será la prostitución el punto de partida para que también la malversación o el terrorismo generen la misma condena pública?
Cuando salen a la luz este tipo de problemas sociales, es hora de analizar las causas que están provocando el uso y abuso de la prostitución en nuestros días. Lo que parecían costumbres antiguas, más propias de tiempos donde la sexualidad era tabú y las relaciones furtivas un hecho excepcional, vuelven a la palestra con inusitada naturalidad. Pero en el fondo subyacen situaciones de crisis económica, mafias de tráfico de personas, drogadicción y abandono a las que debe darse la respuesta debida. Un gobierno que se considere progresista no puede simplemente rasgarse las vestiduras ante aquellos correligionarios que utilicen la prostitución, sino que debe dar solución a la tremenda desprotección humana que sufren esas personas, porque seguramente la gran mayoría de ellas odian la labor que realizan.
Es cierto que no es un problema únicamente español, pero cada día se es más permisivo con una sexualidad mal entendida. Si el respeto y el cariño deben ser las bases de las relaciones de pareja, ¿por qué se exhibe tanta violencia y humillación en los medios de comunicación? Las letras de muchas de las canciones que hoy nuestros jóvenes entonan, al igual que algunas de las imágenes y videos que les llegan, propugnan antivalores que luego pueden desembocar en actitudes tristemente irracionales y abusivas. Sin embargo, nadie parece denunciar esta situación, so pena de perder un buen caladero de votos. Y así nos va, creyendo que la prostitución surge espontáneamente, sin darnos cuenta de que suele ser el resultado de una sociedad que se deshumaniza ante la indiferencia de sus gobernantes.
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