Político en cien días
Antonio Vargas Yáñez
Y si hubiera sido un mango
Yal séptimo año descansó. Eso nos gustaría decir, con esta cita adaptada, de la crisis de proporciones bíblicas que llevamos sufriendo. Parece que en este punto, el Gobierno del PP en Madrid y el Ejecutivo PSOE-IU en Andalucía coinciden en ver un 2015 con un horizonte más despejado. ¿Les interesa o se lo creen?
Hace 12 meses señalábamos que si a la lacra del paro le sumábamos la corrupción, esa combinación mortal provocaría la desconfianza en el sistema y en sus principales actores. Desde el primer español, como vimos en el mensaje del día 24, al último, nadie duda ya de que esto ha sucedido. Pero si me permiten una opinión, la regeneración social por la que clamamos también es cosa de todos y no sólo de algunos de los que suelen sentarse en las primeras filas.
2014 ha sido el año que hemos estrenado el Metro. Una gran noticia con la que Málaga da el salto definitivo hacia el siglo XXI. Pero la infraestructura ha nacido muy incompleta y además su explotación hasta 2040 costará nada menos que 1.400 millones más de lo previsto. Y en diciembre ha renacido la esperanza de que podamos contar con el tren a Marbella.
Han sido meses históricos para el turismo de la Costa del Sol. ¡Ojalá pronto esos números se reflejen suficientemente en la creación de empleo! Mientras en otros países vecinos se fusionan comarcas y ayuntamientos, en Málaga le han dado la independencia a Serrato y Montecorto, los municipios 102 y 103 de la provincia, con menos de 800 habitantes cada uno. Y si en Cataluña han tenido una especie de consulta, en el barrio de Teatinos, en la capital, se ha celebrado un referéndum en toda regla para decidir si le añadían columpios a un parque. Y también ha sido el año del Pompidou, aunque no sé si una ciudad como Málaga podrá pagar al año más de 13 millones de euros para mantener sus museos. Creo que la misión de un periódico es contar e interpretar la actualidad sin ahorrarles, cuando sea necesario, los dolores de cabeza a los gobiernos de cualquier color y condición. Y no quiero en este breve balance del año que ha terminado dejar de mencionar una pérdida muy importante. Desde aquí nuestro recuerdo a Pedro Aparicio, el alcalde de Málaga con el que esta capital sentó las bases de su gran transformación.
Un periódico, sobre todo, creo que debe contar historias de interés al margen de la agenda oficial. ¿Saben quién fabrica la mejor miel de flores de Andalucía? Germán Bernal, que tiene 35 colmenas en Faraján. El problema es que para probar el manjar hay que ser vecino del pueblo, familiar o amigo de Germán. Porque su explotación es para autoconsumo. ¿Saben qué decía en una entrevista Miguel Ángel Muñoz, director del colegio Manuel Altolaguirre, en la Palmilla, el hombre que sella el paro por internet a los desempleados de esta barriada humilde y el que acompaña a los vecinos que tienen que ingresar en prisión? "Les enseño a los niños cosas que van en contra de su supervivencia". Éstas también son historias de Málaga.
Hay dónde elegir. Pero con ocasión del décimo aniversario de los galardones, hemos querido poner las luces largas. Para distancia, la que hay hasta Japón. Allí se fijaron en Málaga en un trayecto de ida sin vuelta posible. No fue un invento de Paco Martínez Soria: la mezcla de genes malagueños y suecos es perfecta para ganar títulos. En California hemos encontrado otra estupenda combinación: la de la ciencia y el arte. Una sirvió para dar el paso siguiente después de aprender a enjaular ratones en una palangana. En otra para la consagración, eso sí, tras convertir a un gato en el ser humano más creíble que jamás se ha asomado a una cine. Pero para recorrer kilómetros en la aventura de vida sólo es necesario acercarnos a la calle Héroe de Sostoa y mirarle el contador a una desvencijada furgoneta, que cada día sale en una viaje a todas las partes. Creo que acabo de dar pistas suficientes de nuestros Malagueños de hoy de 2014.
¿Cómo es posible que la cultura del trabajo japonesa sea compatible con el modo de vida mediterráneo? La chispa con el método. Hace unos días le pregunté a Francisco Aguilar cuál es el secreto de Málaga para que una multinacional nipona lleve tantos años aquí, cuando además sirve sus productos a centros muy alejados en Francia, el Reino Unido, Chequia o Rusia. Él me contestó que quizá la inspiración de los fenicios ha conseguido que los malagueños sepan adaptarse siempre a las necesidades del mercado y ahí radica su éxito.
Fujitsu es el dueño hoy de la que hace 38 años nació como Secoinsa, una empresa pionera en España que de la mano del INI nació para fabricar componentes electrónicos para Telefónica, con la ayuda como socio tecnológico de la firma nipona. Hace 25 años el Guadalhorce pudo acabar con esta historia. Las inundaciones de 1989 arrasaron las impresoras de impacto que tenían en los almacenes y durante aquellos días los trabajadores temieron que de un momento a otro llegaría la orden del cierre definitivo.
No fue así. Y la fábrica es hoy líder en la producción de productos electrónicos de automoción. Desde sistemas EPS hasta airbags para los vehículos de la gama Toyota. En este 2014, la empresa ha firmado un contrato de 500 millones de euros con Caixabanx para renovar desde Málaga todos los cajeros automáticos de España de ese banco.
En aquella charla que mencioné con Francisco, al final le acabé preguntando. "En la fábrica ¿cómo se trabaja, como malagueños o como japoneses?" "Si le soy sincero", me contestó. "como japoneses". Una multinacional japonesa apostó por Málaga hace casi cuatro décadas. El mérito es de sus trabajadores que han conseguido que este idilio continúe igual o con más fuerza.
Los Malagueños de Hoy los elige la redacción del periódico, menos en este caso, en el que la distinción lleva el apellido de premio a la excelencia en el esfuerzo. Un jurado compuesto por el presiente de la CEA, Javier González de Lara, el presidente de la Cámara de Comercio, Jerónimo Pérez Casero, la vicepresidenta de la Diputación Francisca Caracuel, la delegada de Innovación de la Junta, Marta Rueda, la delegada de Comercio del Ayuntamiento de Málaga, Esther Molina y Francisco Rodríguez, director provincial de Relaciones Externas de Mercadona ha sido el encargado de la elección.
Comenzó de becaria en la universidad confeccionando jaulas para ratones con palanganas y tela metálica. Y ahora forma parte de la avanzadilla española en Bioquímica y Biología molecular. A mediados de los ochenta esa asignatura no existía así que decidió aprenderla en California. Y por si acaso, al hacer la prueba para dar el salto norteamericano ocultó con un blusón un embarazo de cinco meses, no fuera que los examinadores la invalidaran por su estado. Así que se presentó en San Francisco con sus dos hijas y su suegra, bien visible, para que se las cuidara mientras ella estudiaba un año.
En 2008 pensaba que las cosas en España habían cambiado tanto que en muchos casos ya no era necesario salir al extranjero para aprender. En 2012, con los estragos de la crisis, bramaba porque entendía que si se destruía lo que con tanto esfuerzo se había construido antes estaríamos condenados a ser un país de pandereta. Y no me he atrevido a preguntarle qué piensa ahora.
Francisca Sánchez Jíménez contagia con su humor, pese a que la vida la ha puesto a prueba con dureza y desde luego es contundente en sus opiniones. Tiene autoridad moral para hacerlo. Es la responsable de la unidad local del centro de enfermedades raras del Instituto de Salud Carlos III, el brazo investigador del Ministerio de Sanidad. Cuando este año ha sido noticia polémica algún encargo de investigación con el supuesto apellido de I+D+i, pero que se parecía mucho a un corta y pega, aquí no cabe ninguna duda de que estamos ante una investigadora de verdad, que capitanea ocho proyectos ligados varios de ellos a la lucha contra el cáncer. Y sin dejar de dar sus clases. Estamos ante la mujer más citada de Málaga en publicaciones científicas.
Francisca Sánchez es catedrática de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Málaga y hoy, si me permiten, queremos decirle desde aquí que no se equivocó cuando decidió dejar en su día La Casa de la Pradera para volver a Málaga porque gracias a su tesón, a su talento y a su rebeldía ante la adversidad nos ha hecho a todos mejores.
Pasa los veranos en Málaga y los inviernos en Suecia. Pero seguramente su historia empezó al revés. Le gusta el remate fuerte, el que no da opciones de devolverle la bola y por el palmarés que posee no le ha ido mal el golpe. Es al pádel lo que Rafa Nadal al tenis o Mireia Belmonte a la natación. Seguramente la costumbre de verla ganar prácticamente siempre haya inmunizado al malagueño ante el tamaño de competidora ante la que estamos. Tres campeonatos del Mundo con la selección española (el último este año), otros tres por parejas, 12 campeonatos de España (además, consecutivos) y ha sido nueve años la jugadora número 1 del mundo del circuito Pádel Pro Tour, cinco de ellos de manera ininterrumpida.
Es una ganadora de dimensión mundial y una leyenda del deporte español. La mezcla sueca y malagueña desde luego que ha funcionado. Carolina Navarro Björk es pura Costa del Sol, pero en el siglo XXI. Esencia de la Tierra, como el perfume que amadrinó. Dice que para jugar bien se necesita habilidad e inteligencia, pero que a ella le gusta la fuerza. Desde luego mentalmente ha dado muestras de que le sobra, sufrió dos gravísimas lesiones del ligamento cruzado en las dos rodillas que pudieron acabar con su carrera. En la última, en 2006 sólo tardó ocho meses en conseguir la rehabilitación total y ganar una competición mundial.
Es licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Una mujer jovial y con un carácter algo aniñado, a la que le pirran los huevos con patatas y el chocolate, dicen los que la conocen, pero desde luego que pocas personas podrían discutir con ella sobre el auténtico significado de la palabra sacrificio. Hace mucho tiempo que Carolina Navarro debió ser Malagueña de hoy, pero su voracidad competitiva nos ha permitido que, ya fuera en 2004 o en este 2014, este reconocimiento no pierda un ápice de vigencia, sino todo lo contrario. Porque ella no tiene rival.
Es una empresa de servicios pero algo peculiar. Con diez socios y 65 clientes fijos discontinuos con no pocos problemas de pago, pero no les cortan el suministro si no están al día. Así que no es extraño que tengan bastante lista de espera. Tiene su temporada alta en diciembre, que es cuando consigue un extra de ingresos para el resto del año. De una imagen de San José cuelga su cuenta de resultados adaptada, en la que sólo hay espacio para el debe: la lista con lo que hay que comprar urgentemente y la otra con lo que ya escasea. Si les preguntamos qué es un WhatsApp, igual nos responden que una bendición de Dios.
En junio, nos enteramos de su penúltima peripecia. Un mensaje desde la red social de dos madres de los colegios Romeral y Sierra Blanca dio la voz de alerta y la llamada se hizo viral y llenó un almacén de leche, toallitas y papel higiénico.
En noviembre de nuevo otra marea solidaria vía WhatsApp para conseguir fondos para cambiar 90 grifos, con la venta de dulces con la receta de la bisabuela de una de las residentes. En estos días es cuando ellas, conocedoras del mercado sentimental de la comunidad, realizan su campaña de captación de donativos. Y para empresas complicadas.... a la televisión. A ella acudieron porque sor Natividad, la hermana colectora ya no podía recorrer las calles con su vetusta furgoneta y había que conseguir dinero para otro vehículo.
La tele les ha dado una popularidad que quieren aprovechar. Y ni siquiera han necesitado salir en prime time. Lástima que sor Natividad no pueda ahora pisar ese acelerador nuevo porque necesita todas sus fuerzas para derrotar a un nuevo desafío. Son las Hermanitas de los Pobres de Málaga que regentan el asilo de Héroe de Sostoa. Su carácter, su decisión para afrontar cualquier dificultad y su vocación de servicio hacia los más débiles nos muestran que, aunque el camino sea muy complicado de transitar, no es imposible con la ayuda de todos. A estas diez mujeres, gracias por hacernos mejores.
Podríamos recurrir a Bertolt Brecht y decir: "Hay malagueños de un día, y son buenos. Hay malagueños de un año, y son mejores. Hay malagueños de muchos años, y son muy buenos. Pero hay malagueños de toda la vida: ésos son los imprescindibles".
Reconocer a Antonio Banderas como Malagueño de hoy es casi una perogrullada: las caricaturas con su rostro superan en cotización a las de Obama, George Clooney y el Papa en los puestos de Central Park, y su contribución a la posición de Málaga sólo ha sido superada por la de Picasso.
José Antonio Domínguez Bandera es malagueño del año todos los años, porque cada temporada sus películas cuentan sus espectadores por millones; y porque su compromiso con esta tierra, concretado especialmente en su puesto de presidente del Patronato de la Fundación Lágrimas y Favores, también es una cuestión internacional. Antonio Banderas es la luz que alumbra Málaga cuando sale fuera. Pocas ciudades y provincias pueden presumir de semejante embajador. De modo que sí, tal vez no sea necesario reconocer a Banderas como Malagueño de Hoy.
Pero nunca está de más llamar a las cosas por su nombre; y así, como viene sucediendo afortunadamente desde hace tiempo, podamos repetirle, de vez en cuando "gracias", para que esa gratitud se mantenga intacta. Y eso es lo que hacemos nosotros hoy también. No tendría sentido mencionar sus méritos artísticos. En el cine, y en sus 90 películas, ha trabajado con directores del calibre de Pedro Almodóvar, Woody Allen, Brian de Palma, Robert Rodríguez, Jonathan Demme, Alan Parker y Terrence Malick, con quien presentará en la próxima edición de la Berlinale la película Knight of Cups. Ha compartido reparto con Brad Pitt, Tom Cruise, Angelina Jolie, Tom Hanks, Madonna, Denzel Washington, Anthony Hopkins, Meg Ryan, Emma Thompson, Johnny Depp, Sylvester Stallone, Morgan Freeman y Harrison Ford,.... inabarcable. En el imaginario colectivo del último siglo, Antonio Banderas es El Zorro y El Gato con Botas, y esto es algo que muy pocos pueden superar. Y para mí, personalmente, El Guerrero número 13.
Ha sido candidato a los Globos de Oro, a los Tony y a los Emmy, y el próximo febrero recibirá el Goya de Honor por toda su trayectoria. Pero Banderas insiste en que lo mejor siempre está por llegar. El año que viene le veremos en Los 33 y Altamira, películas que acaba de terminar de rodar; así como en Autómata, donde reafirma también como productor su compromiso con los jóvenes cineastas; Y, tal vez, también lo veremos convertido en Picasso a las órdenes de Carlos Saura. Ha dirigido Crazy in Alabama y la malagueña 'El camino de los ingleses'; ha puesto Broadway boca abajo con el musical Nine y es capaz de cantarle a Stallone El novio de la muerte.
Como diría Sabina, para hablar de Banderas a todos nos sobran los motivos. Pero con su nombramiento como Malagueño de Hoy 2014, este periódico quiere reconocerle un mérito no menor: haber demostrado que se puede. Aquel jovencito formado en el Teatro Ara y en los festivales grecolatinos del Teatro Romano de Málaga partió un día a Madrid con lo justo para un bocadillo y muchos bulli bulli en la cabeza. Si había un sueño americano ahora también existe un sueño malagueño.
Su trabajo ha inspirado a una toda legión de artistas latinos que, después de él, lograron entrar por derecho en la industria de Hollywood. Pero también podría servirnos de inspiración a la hora de imaginar un mundo más justo, más equilibrado, más creativo, más libre, más igualitario y más maduro.
Porque al margen de interpretar a decenas de personajes, Antonio Banderas no ha tenido problemas en mostrarnos cómo es como persona y nos ha terminado por conquistar a todos dentro y fuera de cualquier pantalla.
A todos, gracias por hacernos mejores.
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