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En época de turbulencias hay movimientos en falso en todas las filas. El PSOE tiene que pechar con su cambio de posición sobre la legalidad de la amnistía. En el PP atacan sin cuartel a los socialistas por ese flanco y afloran desavenencias internas. Bendodo está incómodo con su disminuido papel en la cúpula nacional y Moreno se deja ver en escenarios español o europeo, con escaso conocimiento o en cometidos irrelevantes. El presidente andaluz hizo el lunes un discurso ante la Asociación de Trabajadores Autónomos en el que presumía de serenidad, sensatez y sentido institucional. Y un par de días después, para dar la bienvenida al nuevo Gobierno, Juan Manuel Moreno se puso el mono de faena del PP e hizo declaraciones más propias de un hincha:
“Este Gobierno va a seguir abusando del Falcon, abusando del poder, metiendo más déficit público, gastando sin control. Yo esperaba algún perfil técnico, del mundo empresarial, social o cultural, que llamara la atención, pero si lo ha ofrecido creo que nadie habrá aceptado con un Gobierno muy contestado en la calle y muy devaluado. En este Gobierno hay mucho perfil de sumisión al líder supremo que es el señor Sánchez”. En fin, palabras con poco sentido institucional. Las dice un hombre que en julio del año pasado retrasó un par de horas el anuncio del nuevo gobierno andaluz porque, según confesó él mismo, algunos perfiles independientes le habían dado calabazas.
Los políticos, antes de señalar defectos en los adversarios, deberían ponerse un espejo. Acusa Moreno a Sánchez de estar rodeado de sumisión. No le falta razón. Pero aquí en Andalucía se está construyendo un nuevo régimen basado en el culto a su persona. Esta semana ha habido varios ejemplos. El miércoles, mientras Canal Sur llevaba a titulares su presencia en Bruselas y le daba minutos en sus dos telediarios, la noticia de que en Andalucía hay un millón de personas en listas de espera en la sanidad pública no merecía un titular. La explicaban de manera confusa en la edición de mediodía y desaparecía en la edición de noche. Eso es sumisión, señor presidente.
En el Parlamento regional, la mayoría absoluta de la que dispone Moreno ha rechazado convocar un pleno sobre el estado de la sanidad en Andalucía. Sumisión del legislativo al ejecutivo. En los publirreportajes que Canal Sur emitió este miércoles, el presidente demostraba desconocimiento de las instituciones europeas. Colocaba el Tribunal de Justicia de la UE en Estrasburgo, en lugar de en Luxemburgo, y aseguraba que el pleno del Parlamento europeo haría esa tarde una resolución sobre la propuesta de amnistía al procés, cuando ni estaba prevista ni era reglamentaria. Propaganda sumisa, a mayor gloria del jefe.
Una de las primeras decisiones tras la reciente llegada del PP a la Diputación granadina ha sido apresurarse a nombrar hijo adoptivo de Granada a su querido presidente. Y eso, además de culto al líder supremo, tiene su mijita de sumisión.
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