Quizás
Mikel Lejarza
Toulouse
Fragmentos
Laprestigiosa revista digital Plataforma Arquitectura ha publicado un artículo en el que recomiendan la utilización de la pintura blanca en los edificios para mitigar los efectos del calentamiento en las ciudades. ¡Pues claro! No solamente recomiendan pintar las paredes de blanco, sino también todas las partes y elementos de la ciudad susceptibles de ser coloreados. Recomiendan nuevas clases de pinturas, cuyos detalles exceden de un breve artículo como éste, pero solamente decirles que ya consiguen reflejar el 98,1 % de la radiación, lo que podría situarlas en una potencia de enfriamiento de hasta 10 kilovatios, más que un aire acondicionado doméstico. El artículo termina diciendo que en cualquier caso la aplicación de pintura blanca corriente también es un buen paliativo para el calentamiento de nuestras viviendas y del ambiente general. Entre nosotros podemos decir, ¡vaya descubrimiento!, cuando llevamos generaciones encalando. Es verdad, nuestra cultura es de edificios blancos, pero por si se nos había olvidado, no está mal que nos recuerden lo adecuado que es en nuestro clima que las paredes sean blancas.
El uso generalizado del blanco en fachadas y paredes es un primer paso al que unir la ventilación y aireación natural de nuestras viviendas, junto con el control de la luz. Como las persianas y celosías, elementos que casi no existen en otras latitudes. Esterones, persianas, celosías, vidrios, contraventanas, visillos y cortinas. No es necesario utilizarlos todos en cada caso, pero sí recordar su existencia y uso, porque son reguladores de la luz, que es energía. Y los hemos manejado con soltura en el pasado y no está de más tenerlos presentes. No siempre una vivienda puede tener la orientación más favorable, pero ahí vienen en nuestro auxilio todas estas opciones.
El modelo de ciudades con edificios de cuatro plantas, más o menos, con fachadas blancas, calles que por su trazado permitan la sombra de alguna de las dos fachadas, fuentes, arbolado y plantas verdes que absorban el calor. Sin olvidar el riego de las calles adoquinadas no solamente por limpieza, sino para refrescar. Todas y cada una de las costumbres aquí evocadas, no dejan de ser paliativos al problema del calentamiento, pero como no que hay soluciones únicas, ¿por qué no utilizar los recursos de cuando no teníamos tanta energía para gastar? No podemos desenchufar el mundo, pero si podemos pensar.
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