El mundo de ayer
Rafael Castaño
Tener un alma
SÉ de memoria tus mismas palabras. Las que me escribiste en tu despedida de alcalde. Palabras que tengo que multiplicar de manera geométrica para hacerlas llegar a los malagueños y que sean conscientes de quién has sido y el bien que has traído a esta ciudad para todos. Sobre todo para la cultura, que brotando de tu enorme sensibilidad, especialmente musical, te sean todos "eternamente agradecidos".
Espero que, por lo menos, desde este triste momento reflexionen y se den cuenta de tu auténtico valor humano. Valor que lo has repartido en todos tus actos, en tus gestos y en tu sonrisa (y que no hacen falta enumerar aquí, ya lo harán muy bien otros). Mis pensamientos y mi sentir ahora te acompañan en el común camino. Desde la Ciudad del Paraíso terrenal hasta el Paraíso mismo. Con la música que te daba la vida: la célebre marcha de Wagner para un gran héroe y la música fúnebre masónica K.477 de Mozart para un buen hermano cuya última nota mayor enciende la luz eterna de los cielos. Buen viaje y reposo, Anima Mía.
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