Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Los grandes estrategas
Editorial
EL objetivo inmediato de los dos terroristas detenidos el pasado domingo por la Guardia Civil en Mondragón era colocar un coche-bomba en un gran centro comercial y de negocios de la capital de España. Madrid podría haber sufrido una masacre de consecuencias incalculables si el designio criminal de ETA no hubiera sido felizmente abortado por los agentes que redujeron a los terroristas que pretendían huir. No cabe en este caso hablar de suposiciones: la fuente de estas informaciones facilitadas por el Ministerio del Interior ha sido uno de los detenidos, Martín Sarasola, que ha contado todo lo que sabía, "con pelos y señales", es decir, incluyendo detalles que solamente el protagonista podía conocer. De este modo ha podido enterarse la ciudadanía de que los dos terroristas presos, junto a otros dos que de momento permanecen huidos, formaban parte de un comando especial de ETA, que tras varios años dedicado al tráfico de armas y explosivos, también ejecutaron atentados tan significativos como el cometido en la terminal del aeropuerto de Barajas hace poco más de un año, en el que resultaron muertos dos inmigrantes ecuatorianos y que formalizó la ruptura de la tregua por parte de la banda, aunque el Gobierno no sacase entonces las conclusiones adecuadas. Ante esta realidad todavía adquieren menor relevancia las protestas de algunos sectores por las heridas que sufrió uno de los etarras en el momento de la detención. Se trata de un peligroso asesino, dispuesto a seguir matando, ante el que las fuerzas de seguridad han de comportarse con la energía y contundencia que demanden las circunstancias de su captura. Independientemente de los resultados de la investigación abierta sobre la detención, que ha de llegar hasta el final, hoy los ciudadanos están más tranquilos y seguros, confiados en que la Policía y la Guardia Civil no bajan la guardia en la lucha contra el terrorismo y el cumplimiento del destino final de todos los terroristas: su presencia ante la Justicia.
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