La esquina
José Aguilar
¿Tiene pruebas Aldama?
No hay que desear hijos con buenos principios y el Centro de Ciencia Principia, no solo ha tenido los mejores, sino que su existencia es un ejemplo de perseverancia en la excelencia. Una trayectoria sobre la que solo cabía preguntarse cuando terminarían torciéndola. Todos tenemos problemas, pero hay días que uno piensa que a la administración le gusta buscárselos. Nadie cuestiona el funcionamiento del centro. Al contrario, no hay un solo responsable político que no alabe su labor. Ni siquiera el autor del informe que indica que ésta es de "divulgación" y no de "educación" y que, por tanto, esa Consejería no puede formar parte del consorcio que lo gestiona. Pues doctores tiene la iglesia, pero hay que reconocer que hay que ser muy fino para establecer la sutil diferencia entre la educación y la las tareas de divulgación científica destinadas a un público formado principalmente por estudiantes de colegios e institutos. Siguiendo esa línea de razonamiento, cualquier día se acaban las actividades extraescolares. Es cierto que en Principia no ponen notas al terminar la visita, pero demuestran a los chavales que lo que sus profesores le explican no solo sirve para pasar un examen. Y da igual que también podamos ir todos en familia, lo cierto es que es la mejor manera que tenemos los padres para inculcar el amor por los estudios a nuestros hijos. En definitiva, para lograr esa implicación en su educación que desde la propia Consejería nos reclaman.
Supongo que la alarma sobre su cierre es falsa. Una información mal traída por los medios. Si como dice la prensa, se llevaba avisando desde el 2017, no parece lógico que mañana tenga que saltar todo por los aires como en un experimento fallido. Desde la Consejería han declarado que se pusieron a trabajar en una solución desde que tuvieron conocimiento del problema. Que debió ser hace poco, ya que aún no saben cuál es. Y aunque a un profano se le antoje sencilla. Si no es competencia de esa consejería, será porque lo es de otra, y dado que a la postre quien es miembro del consorcio es la Junta, se supone que podrá gestionar el cambio entre ellas. Al final, lo único que hace falta es solicitar otro informe. Si el primero exponía qué estaba mal, el segundo tendrá que contar cómo hacerlo bien. Limitarse a decir que los anteriores no hicieron nada sirve de poco, además de ser tan poco científico como educativo.
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