Salvador Merino
Vaya tropa
Vaya a saber dónde está usted leyendo esta columna. Con churros domingueros en la cafetería de abajo o a 8 husos horarios de distancia. Cuánto más lejos, más curiosidad por lo que se cuece en patria. En ambos casos andará al tanto de lo de la torre del puerto. Nos quieren llevar al huerto con embrujo financiero-chilaba. Comulgar con un rascacielos casino y ruleta de molino. 150 metros de altura. El asunto cansa. Si un día se despierta y le deslumbra el coloso de cristasol, chitón. Llevamos años dando la matraca con lo del rascapingas. Es de los escasos asuntos que ponen de acuerdo a sujetos e instituciones de las más diversas ideologías. Por impacto visual, medioambiental y social .Toca rascarse el bolsillo. Una vez más. Mandar unos eurillos para financiar el recurso judicial a goteo.org. La suscripción popular que colma el vaso. En esta ocasión la disconformidad se demuestra apoquinando. Diez, veinte, treinta euros o los mil pavos que ha donado un sujeto anónimo, “de economía catarí”, decían por las redes sociales. Hemos vertido guadalmedinas de tinta en el asunto y lo que nos queda. La sociedad civil no está tragadera. Habrá que preguntarle a Juan Cilveti, de las marítimas de Málaga Hoy, lo que se cuece tras la reja del Paseo de los Curas y Muelle Heredia. Tarifó el director del Puerto de Málaga hacia nuevos retos profesionales. Gallina vieja hace buen Koldo. La economía en Cenacheriland va interestelar con millares de autónomos forzados. Ha bajado el paro, llueven turistas huérfanos de piscina y lavapiés de playa. Tenemos motivos sobrados para entusiasmarnos y de estrambote oponernos a la edificación del mostrenco litoral. Hace no tanto en un evento canapero pregunté a nuestro arcade vintage por lo del rascacielos. Con brillante sonrisa netol y apretón de manos votivo me contestó que Málaga necesita más hoteles de 5 estrellas. Puede que sea cierto. La cuestión es el lugar. Malbaratar lo público para exclusivo beneficio privado. Es hora de dar un par de bocinazos, le ahorro la batucada. Decir no al rascacielos del puerto. Enchufar unos euros a goteo.org para dar batalla y apoyar el recurso judicial contra tal atrocidad. Pelear contra gigantes, sacar el quijote que se lleva dentro y defender el bien de interés cultural de La Farola. Es nuestro Fuenteovejuna para que no nos traten como borregos. Una vez más.
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