La colmena
Magdalena Trillo
Noah
En tránsito
Por alguna razón difícil de entender, nos empeñamos en considerar a los políticos independentistas catalanes como criaturas políticas sujetas a una rigurosa lógica racional. JuntsxCat sería la derecha, ERC el centro izquierda y la CUP la izquierda anticapitalista. Nuestros eminentes politólogos suelen dar por hecho que las cosas son así. Pero en realidad, los tres partidos políticos independentistas actúan como sectas dirigidas por unos chalados -o unos cínicos redomados- que sólo piensan en engañar a sus pobres adeptos y en embolsarse todo el dinero público que puedan gracias a sus delirantes promesas jamás cumplidas. Si pensáramos con un mínimo de lógica, JuntsXCat sería la secta Moon, ERC sería la secta de los raelianos y la CUP sería la versión New Age de la Iglesia del Palmar de Troya.
Uno de los pasatiempos favoritos de los indepes catalanes (y mallorquines, y valencianos) suele darse en verano y consiste en una curiosa variante del histórico avistamiento del monstruo del lago Ness. Como recordarán los lectores más longevos, cada verano había un periódico local que publicaba una foto borrosa en la que un turista aseguraba haber fotografiado el monstruo del lago Ness. En su versión indepe, el monstruo del Lago Ness es un trabajador inmigrante recién llegado a Cataluña (o a Baleares) que no es capaz de entender la comanda que un poetastro con el pelo teñido de amarillo le exige en un catalán medievalizante (para que suene lo más distinto posible del castellano). Y cuando el camarero responde que no entiende y suplica que le hagan la pregunta en castellano, el indepe sufre un ataque de licantropía -el pelo amarillo se le tiñe de repente de rojo flamígero- y corre a denunciar que ha sido objeto de una intolerable humillación contra su sagrada lengua nativa. Y al instante, miles de supuestos progresistas secundan la protesta del indepe ultrajado por un inmigrante que cobra 600 euros al mes trabajando doce horas diarias.
Pues bien, esta clase de indepe que se comporta como un miembro de la secta Moon y que disfruta humillando a los trabajadores inmigrantes, y que además se pasa la vida gritando "Ho tornarem a fer", es el modelo de político a quien nuestro presidente del Gobierno se dispone a indultar alegando razones humanitarias y de diálogo y blablablá. Con su pan se lo coman, caballeros.
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