La Rayuela
Lola Quero
El rey de las cloacas
Su propio afán
El problema de mirar a bulto es que no se ven los detalles. Perdonen la obviedad, pero nos pasa tanto que merece la pena repetirla. A Vox se le juzga a golpe de prejuicio y vergonzante cuña informativa brevísima, y nos perdemos cosas. Así, la muy significativa diversidad (no sólo la cantidad) de público de sus actos. Coinciden gentes de todo tipo: edad, sexo, nacionalidad, clase social, sector productivo…
También choca la diversidad ideológica. Con todo, no es arrimar el ascua a mi doctrina si advierto que el máximo común denominador subyacente es un conservadurismo clásico, arraigado en lo local, como quería Scruton; firme en lo familiar; que parte con la ventaja de que todo el mundo es conservador en lo que conoce de primera mano, como reza la ley primera de la política de Robert Conquest. Los aplausos de los asistentes a los mítines de Vox subrayan esto.
Sin embargo, el partido no usa la etiqueta "conservador" ni atado. No sufriré un ataque de cuernos. El conservadurismo, como explicó el barón Quinton, es la política de lo imperfecto. Se resigna a que su sello esté tan gastado. Padece la paradoja de que lo han desprestigiado unos políticos que siempre han rechazado ser conservadores y más aún que se lo llamasen. Rajoy hasta invitó a los conservadores a irse del PP en 2008. Resulta surrealista que a ese mismo señor se le considere el epítome del conservadurismo.
Por eso el conservadurismo tradicional es el nuevo punk, como dicen. Defenderlo explícitamente resulta contracultural desde fuera, reaccionario por dentro y poco fotogénico para todos. Normal que sólo lo haga una little platoon intelectual en la que nos damos por muertos y no por vencidos.
Como alguna marca hace falta, Vox ha escogido "alternativa social y patriótica". Cierta resonancia revolucionaria evoca, que hace dar un respingo al que ve que todas las revoluciones (incluyendo las de derechas) son dañinas y, al final, fatales. No hay tal revolución. Si es "alternativa" es porque el resto de los partidos cumple mansamente todas las agendas y ellos no. "Social", porque late una preocupación netamente conservadora por el trabajo y las clases populares a lo Disraeli y Maura. Y "patriótica" porque no es "nacionalista", menos mal, y las patrias importan y la inmigración ilegal es un problema, por desgracia. Luego, esto gustará o no, claro; pero hay que atender a los detalles para no confundir ni confundirnos.
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