¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
¿Dónde está la ultraderecha?
Alto y claro
El pacto que va a sostener no se sabe durante cuánto tiempo más a Pedro Sánchez en La Moncloa será algo parecido a una aberración política. Sin duda, la más estrambótica de todas las vistas en los últimos años, que no han sido pocas. Demuestra hasta límites caricaturescos que en política y en España todo es posible: lo que hace sólo unos meses provocó la repetición de elecciones porque no se podía pactar con un partido sedicioso, con su principal dirigente condenado y en prisión, ahora es un benéfico acuerdo con una fuerza progresista que va, ya de paso, a solucionar por la vía del diálogo lo que hace un par de años se intentó perpetrar por la vía del golpe de Estado. Y por si con esto no bastase, el mismo dirigente que por su extremismo y falta de visión de España producía insomnio al presidente va a tomar dentro de unos días posesión, delante del Rey, como vicepresidente del Gobierno gracias a un toma y daca del que no sea sabe gran cosa.
De lo único que no cabe duda es de que para que Pedro Sánchez logre dejar en el armario la etiqueta de presidente en funciones va a tener que pagar lo que debe, tanto a su socio republicano y condenado como al que ha encontrado a su izquierda. Y el precio, tal y como se ha llegado a la solución final, no va a ser barato. Visto desde Andalucía, no es un asunto sobre el que quepan medias tintas o se pueda mirar para otro lado. A Juanma Moreno le va a tocar estar vigilante y alzar la voz porque podríamos apostar a que, a falta de otros resultados tangibles, los primeros pasos del nuevo Gobierno beneficiarán a Cataluña por la vía de los privilegios financieros y de inversión. No esperan medidas, más allá de gestos puramente simbólicos, que puedan contentar los anhelos separatistas de Junqueras y los suyos. Sencillamente, porque no puede haberlas.
Por ejemplo y para que se vaya entendiendo lo que nos espera: hace un par de semanas estuvo por Sevilla el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, firmando en la práctica el certificado de defunción para los nunca nacidos túneles de la carretera SE-40, una obra básica para que la capital tenga una ronda de circunvalación digna de ese nombre. No se harán porque no hay dinero. El dinero, el poco o mucho que haya, en los próximos Presupuestos no mirará para el sur. Tenderá a irse para los que han dado su generoso apoyo para que Pedro Sánchez se acueste todas las noches en La Moncloa. Que Juanma Moreno vaya tomando nota.
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