El acabose

Quizás

21 de junio 2024 - 05:04

Según aquel genio nacido en Albacete llamado José Luis Cuerda “el acabose empezó ayer a las tres y veinte de la tarde aproximadamente”, en frase que el director de la inmortal Amanece que no es poco atribuyó a Albert Einstein. Se trata de una de las muchas ocurrencias que Cuerda escribió practicando un género literario que denominaba Inteleto, y que según él era propio de su provincia natal. Parecen estupideces surrealistas, pero dichas por Cuerda, la mezcla de ternura, mala leche, inteligencia y obstinación por ir en dirección contraria a lo establecido, son lúcidas sentencias que definen nuestra realidad, y logran al mismo tiempo meter el dedo en la herida y divertir con ternura. “Pensar da cosa”, dejó escrito Cuerda, y él que lo hizo y mucho, concluyó que hacerlo provocaba melancolía y ésta producía gases. La solución consistía en permanecer ocioso y no darles demasiadas vueltas a las cosas.

Sin embargo, los mortales comunes continuamos complicándonos la vida, cabreándonos y enfrentándonos, ya que, si no lo hacemos, nos aburrimos. Quienes se dedican a la comunicación, conocen que sin un conflicto no hay historia que interese, y por lo tanto en caso de que no existiera hay que crearlo para atraer la atención del público. De ahí que no hay series de televisión, ni largometrajes, ni novelas, que cuenten vidas en las que no pasa nada, sino que todos los relatos nacen de un obstáculo que es necesario superar para alcanzar la felicidad. Esta clave esencial de toda narrativa ha pasado de la ficción al periodismo y más en estos tiempos en que nos informamos a golpe de titulares o tuits. Es fundamental llamar la atención y hacerlo desde el comienzo. Un viejo director de cine decía que las películas deben de comenzar con la explosión de un volcán y de ahí “para arriba”. En las redacciones de los periódicos se mira el consumo digital de cada párrafo, como en las de las televisiones, la audiencia de cada minuto. Y se actúa en consecuencia. En un conocido programa de televisión, el director se dio cuenta de que estaban aburriendo al personal, hizo una seña a uno de los tertulianos y éste se subió a la mesa y se bajó los pantalones. El programa recuperó el interés. De ahí que ahora se lleven los titulares apocalípticos; los presentadores que declaran todos los días el final de la democracia; los periodistas que definen a nuestro país como si estuviésemos en plena guerra civil. “Esto es el acabose” nos dicen, y de tanto decirlo algunos se asustan, otros se enfadan y muchos pasan de todo y en nada creen. Es ruido para hacerse notar. “Los perros cuando ladran, exageran” Cuerda dixit.

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