Alvises Pérez Hood

29 de septiembre 2024 - 03:08

Resulta que no lo sabíamos. Ignorábamos que habita entre nosotros un verdadero Robín Hood del siglo XXI. Un ladrón escondido en los bosques de Bruselas dispuesto a robar a los pobres para dárselo a sí mismo. Y es que nos lo ha explicado: cualquier autónomo ha ocultado alguna vez una factura de 100.000 € para no tener que tributar por ella. Si la mayoría de nosotros no lo hemos hecho, es porque no hemos visto una de ese importe en nuestra vida. Cree el ladrón que todos son de su misma condición. Luis Pérez, o Alvises Pérez Hood, como ya le conocen en la cafetería del Parlamento Europeo, no declara las facturas como autónomo por sus supuestos trabajos, que tampoco explica en qué consisten. Lo que hacemos todos. Y no es que no las declare porque sea un defraudador. Es porque es un revolucionario que quiere acabar con el estado que nos roba para construir carreteras, hospitales o la estructura democrática de la que ahora disfruta en Europa, dejando de pagar los impuestos que le tocan. Pero como buen ladino revolucionario, tampoco declara la guerra abierta para que su legión de seguidores siga su ejemplo haciendo las delicias del cuerpo de inspectores de Hacienda. Él se calla, niega que haya cometido un delito de financiación electoral irregular y, finalmente, cuando, se siente acorralado, lo camufla como un problemilla fiscal y saca pecho. ¿Qué pasa, que nadie lo hace? ¡Hacedlo todos, imbéciles! Que la financiación irregular está mucho más penada que las irregularidades fiscales. Y es que de algo tiene que vivir el pobretico. Porque si dona su sueldo como eurodiputado, ¿de qué va a comer? Claro que también puede plantearse el problema a la inversa: si se embolsa 100.000 euros en negro de una tacada, que le importa regalar su sueldo de un año. Y es que todo esto no habría ocurrido si él no hubiese denunciado los lobbies que hacen las leyes en Bruselas que él mismo quería ampliar con uno a favor de las criptomonedas.

No, señor Pérez. Usted no es “culpable como autónomo”. Usted, si las cosas terminan siendo como se lee en los medios, será culpable como defraudador. Esconderse detrás de los tres millones largos de autónomos que hay en España cuando te sorprenden con el carrito de los helados no solo es vergonzoso, también demuestra no tener cojones. Y hago esta referencia a los tegumentos procreativos porque ha sido el argumento de peso de su disculpa. Aunque tampoco pese mucho.

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