Pablo Alcázar

Antequera bienmesabe

Bloguero de arrabal

24 de diciembre 2024 - 03:06

Cuando le digo a Pánfilo lo bien que se come en Antequera, se me subleva: Ya estás tú como los presentadores de televisión, hablando de gelificación molecular, aires, reducciones y otras pijadas. Trato de calmarlo con temas históricos y astronómicos. Porque Antequera asombra no solo por el fulgor de sus fogones, sino también por sus muchos conventos, iglesias y dulcerías; la solidez de su Alcazaba y la magia ancestral de sus dólmenes. Asimismo, sorprende la pulcritud de sus calles –¡qué más quisieran las de Granada!– y del casco urbano. ¡Déjate!, ¡déjate!, me pincha Pánfilo, que los opinantes, cuando no sabéis de qué escribir, nos soltáis una receta de angus escocés o de judiones de la granja –tres por plato–, soterrados bajo una sospechosa espuma de limón. ¡Listo!, le respondo, ¿a que no sabías que Antequera fue conquistada en 1410 por Fernando de Castilla y que, inmediatamente, como era habitual, sobre las mezquitas árabes, los nuevos amos alzaron sólidas iglesias, y que fue cabeza de puente para la toma de Granada? ¡Qué mérito!, contesta, te lo has copiado de Internet. Pánfilo, le pregunto, ¿tienes algo en contra de que el saber que antes estaba encriptado en academias, aulas y cenáculos esté ahora al alcance de toda la gente?, las redes han desacralizado la cultura; te vas pareciendo a Gracián que no llevaba bien que “el populacho” (sic), supiera de los asuntos reservados a los sabios. Ya que me nombras a Gracián, bloguero populista, me dice, te citaré esto del mismo autor: “No digas que todo se sabe, sino que todo se habla”. Y hablando de desacralizaciones, Pánfilo chinche, te diré que la Colegiata de Santa María la Mayor la han desacralizado para cobrar por verla y que, con tus interpelaciones, no me vas dejando espacio para hablar del arqueoastrónomo Hoskin, que tiene una escultura en la Alcazaba, y que fue el que estudió la orientación singular de los dólmenes de Menga y el Romeral. Besé su busto en los labios, después de limpiárselos con una toallita húmeda, a imitación de una performance de la IA que ha puesto a los eméritos dándose un pico. Pero dejemos esto para otra ocasión, Pánfilo pejiguera, porque hay en Antequera algo mas vivo que cualquier gesta histórica o científica: el bienmesabe y el cocido de castañas de El arte de la cozina, un restaurante galáctico, ¡ea!

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