Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
Esperaba el bus. Seis y media pasadas de la tarde camino al XI Congreso Internacional de Periodismo de la Fundación Manuel Alcántara. Frente al restaurante María, santuario del dry martini preferido por D. Manuel, se bailaba una fiesta privada con música a todo vecindario. Lo interpreté como un guiño a la celebración del congreso de periodismo del maestro de columnistas. Ya montado en la guagua en modo incógnito, con gorro de lluvia incluido, atendía más cotilla que galdosiano a lo que se cocía alrededor. La mayoría del pasaje se abducida con vídeos cortos de teléfono móvil, de esos que cuchifríen la sesera. También se escuchaban llamadas telefónicas de culebrón con el altavoz del teléfono a grito tarzán. Calamidades cotidianas. Desde desencuentros de pareja a personajes que ventilaban cuitas de curro a todo pulmón. Una experiencia galdosiana y cotilla acerca de la vida de los otros pegando la oreja a asuntos ajenos. Y eso que me perdí los gritos en otros idiomas. El pasaje de los buses se parece cada vez más a los de los aviones, hay peña de todas las nacionalidades. Durante el trayecto observé que la juvenalia teclea sideral mensajes instantáneos y también intercambian notas de voz dando lugar a una extraña interacción como de walkie talkie. Aversión por el diálogo vivo. Maneras de comunicar hoy el trasiego existencial de siempre. A las nuevas narrativas estaba dedicado el congreso de periodismo de destino. En el salón de actos del rectorado umita se arracimaban estudiantes vía crédito universitario para sumar a la carrera. Alumnos y boomers que accedían a las renovadas mañas para realizar reportajes de fondo. Un repaso de un par de días con fulgurantes protagonistas en los nuevos usos que triunfan ya sean en formato de prensa digital, televisión o canales internetosos. Modos clic en los que participan también las cabeceras de rotativa que ya giran a toda velocidad fibróptica. Del periodismo documental a la más reciente narrativa de investigación. Cómo atrapar el interés y asuntos que atañen a los centennials o la comunicación en redes con señuelos adaptados para nuevas generaciones, que se presumen desinformadas, cuando beben la actualidad en las más insospechadas fuentes y no siempre potables. Al regreso de la inquietante mesa redonda “Periodismo de fronteras” comprobé que la fiesta allende los dry martinis de Manuel Alcántara seguía de subidón y barrunté que el periodismo también se cuenta como se baila en la fiesta ;-)
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