Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
Avanzamos?gordos rellenos hacia la lotería ¡Cómo echamos de menos al calvo jubilado de los anuncios! Los colegiales te asaltan para que compres boletos para el viaje de fin de curso y raro es el encuentro navideño en el que no te encasqueten papeletas benditas con aviesas intenciones cofrades. O el detallito del bar de toda la vida que te regala una miniatura lotera con calendario plastificado del 2025 al dorso. Otro año más voy a adquirir el Almanaque Zaragozano con su “Juicio Universal meteorológico, pronósticos del tiempo, santoral completo y ferias y mercados de España”. Es más, he vuelto a la boina negra de toda la vida, la que se enrosca a las arrugas de la frente. He regresado al punk. Será por genética de la dehesa. Apenas llevamos calendarios de bolsillo ni boinas. Hoy el fashionismo obliga a usar gorras de béisbol de colores. Cae en desuso dar la turra en la sucursal de la caja de ahorros por el calendario para la cocina, el que siempre se queda atrancado en febrero, acortando la esperanza vital como el rabo de mi boina. Intuyo que es por escuchar tanta desgracia por la radio. Desaparecen también las agendas encuadernadas de semana a la vista. Llevamos todo el dietario en el móvil con la cita en la ITV del terror y también la del dentista que te controla por guasap. Creo que todos hemos tenido compañeros de trabajo, auténticos ingenieros de caminos feriados y puentes que trazaban los atajos para empalmar días libres anticipando su solicitud con astucia contable. Lo que se estila hogaño es preguntar a la inteligencia artificial. Se meten los datos de los días festivos nacionales, regionales, provinciales y locales más los que te correspondan de libranza y la plataforma de turno combina una jugada de algoritmo para exprimir las jornadas de vacaciones hasta casi duplicarlas. Para eso, siempre han sido más vivos los funcionarios de ventanilla que en estos días están revoltosos por lo de Muface. En el país de los mil privilegios los servidores de lo público están aterrados con la idea de ser atendidos por un sistema sanitario de Seguridad Social en coma. A lo peor es que a partir de ahora tienen que trabajarse mejor lo de las bajas por la cara con la disculpa de la espalda. Mientras, de frente se aproximan unas navidades divinas en la Cenacheriland ZBEdea y los 15 minutos atascados en el bus ;-)
También te puede interesar
Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Todo lo que era sagrado
La ciudad y los días
Carlos Colón
Nunca estuvieron todos
Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Niño-Dios de esta noche
Lo último