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Está ocurriendo, al menos esa es mi percepción, que en la representación que vivimos día a día de la comedia humana, cada vez adquieren mayor importancia los personajes de la obra, siendo que la obra les importa un pito a los espectadores. Y los actores que los representan, que solo persiguen ser mediáticos consiguiendo tan solo ser mediocres, gracias a las llamadas redes, se están apoderando de nuestras vidas.
Compruebo cómo el hastío político invade el ánimo de mis conciudadanos. En realidad, no es cansancio de la política, que es cosa muy importante y de sumo interés para todos, sino de los políticos que se empeñan en ser divos a toda costa. Conectas el móvil y te aparece la foto de un fulano que ha dicho cualquier mamarrachada, enciendes la tele y aparece otro afirmando lo que ayer negaba, abres la prensa y te enfrentas a un destacado titular del gobernante de turno que ha declarado los logros alcanzados en su día y medio de gobierno, afirmando que son mucho mayores que los logrados por la oposición en décadas. Y así, la política se ha reducido a ganar una guerra mediática, en busca del voto, utilizando las únicas armas que, tanto unos como otros, conocen: los bulos y la desinformación.
En la enorme tragedia vivida en Valencia (y en algunos otros lugares de España), se ha puesto de manifiesto, nuevamente, lo que estamos diciendo. Lejos de aplicarse todos los políticos gobernantes en dar soluciones para remediar el sufrimiento de la población, se han apresurado a lanzar bulos y a desinformar para pelotearse las responsabilidades, aprovechándose de la singular administración autonómica que siempre es confusa a la hora de determinar el ámbito de competencia y por tanto el sujeto de la responsabilidad.
Que Mazón, presidente de la Comunidad valenciana, estuviese en paradero desconocido durante unas horas en las que había que tomar decisiones por el recrudecimiento de la DANA, es imperdonable y debe responder por ello como responsable último, pero que la ayuda del Ejército y la puesta a disposición de todos los medios necesarios para paliar sus efectos tardasen cinco días, es aún peor. Y esa responsabilidad recae en El Gobierno de la Nación cuyo principal responsable es su presidente. El valenciano recurre al engaño y a la desinformación para desviar su responsabilidad y cargar contra el Gobierno central, mientras que desde éste se carga contra el valenciano.
En los hechos violentos contra la comitiva real y el presidente del Gobierno, sin que sirva de justificación a violencia alguna, éste, que se dice adalid en la lucha contra los bulos, ataca a la derecha (que él engloba en “extrema derecha”), con un bulo. La investigación no ha encontrado a elementos de extrema derecha en el ataque que no ha sido más que la manifestación de la rabia e impotencia del pueblo ante la pasividad de los gobernantes. Lo curioso es que Grande-Marlaska, el ministro de Interior, enviara en helicóptero a la élite antiterrorista para investigar dichos disturbios. Me pregunto: Si, como a Rajoy cuando era presidente, a Sánchez le alcanzan con un puñetazo en las narices ¿Qué hubiese mandado; al Séptimo de Caballería? Y también me pregunto: ¿Por qué no dimiten todos y nos dejan en paz?
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