¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
¿Dónde está la ultraderecha?
Un día en la vida
Rocío Ruiz, a la que desde este enero de 2019 hay que citar como la consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, perteneciente a Ciudadanos, era en 2013 una directora de instituto que escribió sobre la Semana Santa lo que le salió de los ovarios. Tras la consiguiente excavación arqueológica en el pasado de los nuevos consejeros del Gobierno andaluz, a la que algunos se han dedicado con ahínco un minuto después de su toma de posesión, se ha conocido el contenido de aquel artículo que ha infartado al capillismo militante. Pero la subida de tensión más hipocondriaca ha llegado de la mano de los dirigentes de la ultraderecha nacionalcatólica de Vox, espoleada por el hatajo de conversos que les reclama más y más leña al mono (ya sea rojo o liberal). No les hace falta tanta jauría al españolísimo líder de ese partido, Santiago Abascal, y a su sonajero andaluz, Francisco Serrano, antes que nada y por encima de todo unos mentirosos. Estos dos inquisidores expertos en el embuste han exigido al presidente del Ejecutivo, Juanma Moreno, que fulmine a la recién estrenada consejera -con su capirote de hereje- por haber "insultado nuestra identidad y nuestras tradiciones con el dinero de todos". Apelando sañudamente -como ya hicieron en la campaña electoral andaluza y continuarán haciendo en las próximas- a los sentimientos, las emociones y las creencias personales antes que a los hechos objetivos con tal de embaucar al electorado aquejado de manía persecutoria, Vox falsea la realidad: nunca como en los últimos 18 años -por hablar tan sólo de los que llevamos de este siglo- ha tenido la Semana Santa con los muy laicos socialistas en el poder y a través de la radiotelevisión pública andaluza, más difusión y promoción, alcanzando niveles de empachera catódica. ¿Dónde está pues esa persecución que tanto denuncia Vox?
Por último, otro apunte: de risa (nerviosa) la reacción demagoga de Adelante Andalucía incorporándose a la procesión con descaro oportunista y repelús fariseo para acusar a la consejera -quien por cierto ahora, contrita, dice que ya no piensa de la misma manera, ¿es que también se ha convertido?- de "despreciar lo que es ser pueblo". Tan dados como son en esa izquierda a las teleseries no está de más que se apunten esta frase extraída de un diálogo de Borgen: "¿El pueblo? ¿Qué es eso? Es de lo que hablan los políticos y escriben los periodistas durante una campaña electoral. Nada más".
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